El director del Servicio Penitenciario de Santa Fe Gabriel Leegstra se refirió al ataque a tiros ocurrido en la noche de este miércoles en la Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario, situada en 27 de Febrero al 7800, en la zona oeste. Contó que antes de la balacera había un alerta interna por un posible ataque.
“Fueron un par de disparos sobre vehículos del personal penitenciario, que están fuera del complejo. Hay impactos en un Ford Ka de una empleada y en un Gol de un empleado, en vidrios y en las chapas”, dijo Leegstra en diálogo con el programa De boca en boca (Radio 2).
El funcionario provincial añadió que “los disparos fueron hechos desde distancia” y que ninguno impactó en el edificio carcelario. “A las 2 (de este jueves) se escucharon detonaciones, pero no se les dio importancia”, expresó.
“No recibimos ningún llamado. Sí había un alerta que se fijó a la noche a todas las unidades penitenciarias ante posible ataque. En principio, no relacionamos el hecho con nada en particular. No hubo mensaje. No puedo hacer conjeturas, no corresponde”, amplió.
Se trata del tercer atentado contra el mismo complejo penitenciario desde mayo del año pasado. El primero ocurrió el 22 de mayo y el segundo el 20 de septiembre, y en ambos los disparos dieron contra la fachada y contra vehículos del Servicio Penitenciario.
A estos atentados se le suma otro, que tuvo lugar en la noche del 7 de noviembre, cuando desde una moto balearon la Unidad Penitenciaria Nº 3 de Callao y Zeballos, situada en barrio Lourdes.
También se cometió un crimen en la puerta de otra cárcel. Se trata del asesinato de Maximiliano “Popito” Zalazar, de 31 años, quien fue acribillado el 14 de agosto pasado en inmediaciones de la Unidad Penitenciaria Nº 16, cuando regresaba de una salida transitoria en un móvil del Servicio Penitenciario.
Y si bien no es una cárcel, la oficina de Asuntos Penitenciarios sirvió como medio para enviar mensajes carcelarios a través de los tiros. El año pasado esa dependencia fue baleada en enero, mayo y diciembre.