Resulta importante proyectar una buena imagen para que un mensaje concreto surta efecto entre el electorado. Y la ropa sirve de cauce para conectar a los políticos con sus votantes. Algo que no descuidaron los candidatos a intendente en el debate de ayer. Cado uno mantuvo su estilo personal a la hora de elegir cómo ir vestidos para el trascendental encuentro. El candidato del Frente Progresista, Pablo Javkin, siguió apelando al saco y a la corbata, algo que mantuvo inalterable en su campaña. Roberto Sukerman, del Frente Juntos, también echó mano a la sobriedad –aunque sin corbata– para presentarse. Roy López Molina (Cambiemos) exhibió su estilo elegante que lo caracteriza. Y como contraste Juan Monteverde (Ciudad Futura) siguió lejos de lo formal usando jean, camisa blanca arremangada y zapatillas.
Cuando analizamos la vestimenta nos referimos al mensaje no verbal que ésta comunica, es por esto que es importante proyectar una imagen personal congruente con el mensaje que desea transmitir. Hasta en eso los cuatro aspirantes al Palacio de los Leones se mostraron cuidadosos y fieles a sus formas de presentarse públicamente.
A lo largo de las campañas los candidatos mostraron su estilo personal, algo que no tiene que ver con la moda o tendencia sino con la expresión de la personalidad. En definitiva quiénes son.
Javkin posee un estilo tradicional natural, ya que proyecta una imagen de lealtad y fidelidad y su mensaje es de responsabilidad y confianza. A lo largo de su campaña fue fiel a este estilo usando trajes, en muchas ocasiones sacos y camisas sin corbata, manteniendo la formalidad para reforzar este mensaje.
Fue el único candidato que siempre apeló a la corbata, incluso a veces sin saco y con la camisa arremangada. Intenta mostrar una imagen de ejecutividad y compromiso. Quiere dejar de lado el “Pablito” con el que se lo conoce y se lo llama en la calle. Y busca convertirse en “Pablo” o en “Pablo Javkin”, un candidato sólido y formal que intenta ocupar el sillón principal de la Municipalidad. El riesgo que corre es lucir anticuado y demasiado formal en relación con la imagen que se tiene de él.
Anoche se presentó con un traje azul, corbata al tono –aunque sin abrochar el botón del cuello, algo desaconsejado para la exposición pública– y zapatos negros. No iba a cambiar frente a semejante escenario.
Sukerman también posee un estilo tradicional. Se lo puede ver siempre con saco y sin corbata, o bien con chombas y jean en ámbitos más informales. Proyecta un mensaje de responsabilidad y confianza, de respeto y trayectoria. Luce una barba prolija y pelo corto. El riesgo que corre a veces es usar vestimenta muy ajustada al cuerpo que si bien es tendencia no todos pueden llevarla.
Al debate fue con un ambo negro, camisa blanca y sin corbata. Estuvo acorde a su mensaje. Transmitió accesibilidad y cercanía. Marcó presencia pero sin estridencias, también con su vestimenta.
López Molina cada vez que se presenta en público refleja su estilo elegante con un mensaje de serenidad, refinamiento y autoridad. En la campaña se lo ve acorde a este estilo con sacos y camisas slim fit, y conjuntos casual. No se aparta de su estilo y está acorde a los cánones de vestuario de un candidato de Cambiemos. Este último tiempo incorporó el uso del ambo y corbata reforzando una imagen de mayor autoridad y trayectoria pese a su juventud. Así fue mutando del uso de camisa celeste y suéter que usó en la campaña para las PASO al saco y corbata de los afiches de la campaña para las generales. El riesgo es lucir ostentoso, algo que uno de sus rivales le espetó el año pasado durante una sesión en el Concejo Municipal cuando le hizo mención sobre el valor de sus zapatos.
Para el debate no se corrió de lugar. Eligió blazer azul oscuro, jean, camisa blanca y calzado a tono. Pese a la dureza, en algunos tramos de sus exposiciones, el vestuario fue acorde.
Monteverde se diferencia claramente de los otros candidatos ya que posee un estilo natural. Proyecta cercanía y genera empatía. Opta por remeras, camisas, y vestimenta informal. Recurre a colores como el marrón cuyo mensaje es de modestia y accesibilidad. El riesgo es verse desaliñado y fuera de contexto en ámbitos formales como el parlamentario. Sigue al pie de la letra el mensaje y la forma de vestir de su referente español de Podemos y su líder Pablo Iglesias. Casi un calco.
Para la confrontación de ideas ante las cámaras apeló a un jean gastado, zapatillas y camisa blanca arremangada y fuera del pantalón. Llegó con una campera negra, para “ponerle un poco de rocanroll al debate” como dijo al ingresar a la sala de maquillaje. Buscó transmitir emociones, sencillez y sensibilidad. No podría haberse presentado de otra forma.
Si bien ninguno hizo gala de la elección de su vestuario, tampoco lo descuidaron. Los asesores se ocuparon más del contenido y de las formas que de la apariencia. Sin embargo, los cuatro también tuvieron sus debates internos a la hora de elegir qué usar en el gran evento.