Este jueves, se desató una revolución en medios de comunicación y redes sociales por la participación de la boxeadora Imane Khelif -a quien consideraron desde un primer momento como mujer trans por exceso de andrógenos- en los Juegos Olímpicos. Todo ocurrió luego de que la argelina le ganara en solo 46 segundos a la italiana Angela Carini, quien tras perder, aseguró que “nunca en su vida” la habían pegado tan fuerte y pidió que el Comité Olímpico Internacional juzgue lo ocurrido. 

El debate de si las personas con identidades no cis pueden o no participar de competencias deportivas se instaló en todo el mundo. En Argentina hasta el presidente Javier Milei tomó postura en el asunto y le reclamó a los “boluprogres” que expliquen lo ocurrido. Además, el primer mandatario señaló que si Khelif seguía, podía “matar” a Carini. 

Imane Khelif pudo competir en los Juegos Olímpicos porque es mujer cis género. Nació con sexo femenino y se identifica con él. Un dato que no trascendió y abrió las puertas a un viejo debate que divide las aguas entre la biología, el binarismo y las competencias deportivas, es que la boxeadora convive con hiperandrogenismo, es decir exceso de andrógenos u hormonas sexuales masculinas en la sangre de una mujer. Dentro de estas hormonas, las más importantes por su potente acción son la testosterona y la dihidrotestosterona.

Imane Khelif pudo competir en los Juegos Olímpicos porque es mujer cis género. Nació con sexo femenino y se identifica con él

Por otro lado, Khelif es de Argelia, un país musulmán donde el cambio de sexo está prohibido. ¿Cómo iba a representar a su país en una competencia internacional incumpliendo con los reglamentos sociales básicos? 

No es la primera vez que los dedos del mundo señalan a la deportista. En 2023, en India, ella ganó los cuatro combates de la categoría welter, sin embargo, antes de la definición del Mundial Amateur, la Asociación Internacional de Boxeo la descalificó por no pasar un test hormonal. Sus exámenes de testosterona superaba la media tradicional de las mujeres. De inmediato se la encasilló como la “boxeadora trans”.

¿Qué determina si una persona es o no lo que dice ser? ¿Su apariencia? ¿El grado de hormonas en sangre? ¿Qué pasa con la salud mental de una deportista que es criticada, señalada y hasta descalificada porque otros consideran que es hombre? 

¿Qué determina si una persona es o no lo que dice ser? ¿Su apariencia? ¿El grado de hormonas en sangre?

"Frecuentemente sufrí bullying por mi apariencia, resistí y continué a pesar de todo. Hoy esos argumentos tuvieron éxito y estoy en shock. Participé en muchos torneos y no hubo problemas, pero cuando mis chances de ganar la medalla de oro fueron grandes, llegaron y lo evitaron, justificándose con que mis números son más altos que los del resto de las mujeres", indicó hace un año Khelif al quedarse sin la final. 

¿Es justo que una competidora que se entrenó durante toda su vida para llegar a metas de alto rendimiento quede desautorizada por una condición que no eligió? ¿O lo más correcto sería que el deporte modifique la vara con la que juzga y determina quién sí y quién no y se adapte a las realidades -físicas y psíquicas- de sus protagonistas?