"Notti Magiche", la inolvidable canción que acompañó al Mundial de Fútbol Italia 90, suena de fondo en un video que compila los mejores momentos de las elecciones del 23 de noviembre pasado en el Club Italiano, cuando sus socios “recuperaron” su centenaria institución. Y le da un color épico que se desluce con el panorama de abandono absoluto con el que se encontraron las autoridades este martes. Una imagen de destrucción, que compararon con un bombardeo. Una foto de posguerra que pudo haberse evitado.
Este martes, la nueva Comisión Directiva conducida por Marcelo Castello y Pedro Renda pudo ingresar al edifico de calle Buenos Aires al 1252 y lo que encontraron es un inmueble abandonado y totalmente arruinado. En la recorrida los acompañó el interventor del club –bajo investigación por la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ)– y una escribana pública. La constatación dejó un saldo horroroso: un edificio que pese a contar con protección patrimonial de grado 2, se viene abajo. ¿Querían que se venga abajo para descatalogarlo?
“La sede tiene 1000 metros cuadrados, con distintos salones. Encontramos todos los espacios con paredes destruidas por la humedad, la mampostería dañada casi completamente, el teatro, que supo ser un lugar abierto a la comunidad, destruido totalmente”, describió el horror edilicio el nuevo presidente Marcelo Castello.
“Hasta se llevaron el piso de parquet”, se quejó.
“El inmueble no tiene gas, ni agua, los baños están en total estado de abandono, como todo el edificio en general. El techo del salón de casín está literalmente derrumbado y quedó a cielo abierto, lo que con el tiempo que lleva esta situación, empeoró la cuestión edilicia”, remarcó en un comunicado enviado a los medios.
Una preservación que nunca se hizo
El edificio histórico de la sede está catalogado en el Programa de Protección Patrimonial bajo la categoría 2 C. Es protección directa parcial y cuenta con la posibilidad de pedir y conseguir recursos del Fondo de Preservación para obras de restauración y rehabilitación.
“Si no se arregló, bueno puede ser porque no tenés plata. Pero tampoco gestionaron ningún subsidio. Tenés que tener los papeles al día”, señaló Castelli, en diálogo con Rosario3. Y contó que desde la dirección de Clubes de la Municipalidad le confirmaron que no pudieron acceder a asistencia financiera, justamente, por esas desprolijidades administrativas.
Ante el panorama de devastación actual no cabe retroceder en el tiempo, no es posible. “Hay que llamar a arquitectos para poder evaluar el verdadero estado, la transitabilidad. Esto nos obliga a trasladarnos a la calle Álvarez Thomas, además porque ya arranca la temporada de verano y la pileta”, agregó.
“Durante un año ni abrieron. No pasaron una escoba, no barrieron los techos. No arreglaron filtraciones. Es todo eso. No dejaron ni el piso flotante del teatro”, se quejó.
Nuevas herramientas
Con el antecedente de lo ocurrido en el edificio de Amigos del Arte, que no pudo salvarse de la demolición, los concejales Agapito Blanco y Carlos Cardozo presentaron un proyecto de ordenanza que busca “poner mayor protección a los inmuebles de las instituciones representativas de la ciudad”.
Por su parte, Blanco –que había sido vinculado con la otra lista que compitió en las elecciones–, señaló: “Además del catálogo de valor arquitectónico, propongo la creación del inventario cultural. Esto le da por ejemplo, otro grado más de protección al inmueble de calle Buenos Aires y la protección que no tiene el de la Florida (en calle Álvarez Thomas), ya que hoy, solo está como reserva ambiental”.
“Dicho esto, es llamativo como una institución de ese calibre fuera abandonada por décadas. Tan llamativo como que ahora y de repente, aparecen dos grupos que se desgarran las vestiduras por salvar lo que insisto, durante años no les importó”, disparó.
De aprobarse, el proyecto de Blanco y Cardozo, puede ser una herramienta más en la reconstrucción del club que ahora tiene dos tareas: sanear la situación financiera y contable y gestionar –finalizada la investigación de IGPJ– la asistencia financiera que cambie, de una vez, ese paisaje posguerra.