La muerte de Diego Maradona provocó las más variopintas emociones. En todas ellas subyacen el estupor y la sensación de ausencia.
Movilizados por la noticia, el músico rosarino Pablo Covacevich y el poeta Alejandro Szwarcman escribieron “Yo ya no muero”, un tema “dedicado al 10” en el que el propio Pelusa ensaya su despedida en la voz de Hernán Castielo.
Escrita a partir de un intercambio de llamados telefónicos y cruces virtuales, la canción se publicó el último 25 de diciembre.
“La muerte de Diego fue un golpe. No lo podíamos creer”, recuerda Pablo Covacevich en diálogo con Rosario3 sobre aquellas primeras horas de la tarde del 25 de noviembre del 2020.
“No soy futbolero, pero viví y sentí el Mundial 86’–añade el guitarrista egresado de la Escuela de Música de la UNR–. Pero es eso que Maradona representa: el sueño del pibe de un hogar de clase media o baja que conquista el mundo, que llega a ser el mejor. Es como Gardel”.
Con estructura de canción, el registro sonoro reconoce influencias que van de Jorge Fandermole a Silvio Rodríguez. indica el músico.
Yo que fui un dios imperfecto, el lado insurrecto de la eternidad/hoy ya soy parte del aire de todos, de nadie, de mi propiedad”
“No pensamos en hacer una canción pero el Ruso (Alejandro Szwarcman) me mostró unos versos y ya estaba. De hecho, la frase del comienzo fue lo primero que escribí”, reseña Covacevich, radicado en Buenos Aires y de extenso recorrido en el ámbito tanguero porteño.
“La canción se compuso a la par, entre zooms y llamados. Nos influenciamos de manera permanente. No es que uno compone la música y el otro la letra…. Te diría que el Ruso participó entre un cinco o diez por ciento de la música y lo mismo me pasó con la letra”, apunta el guitarrista a la hora de explicar esa reciprocidad audible en “Yo ya no muero”; una unicidad que trasciende al dúo.
El “tercer” llamado de ese intercambio inicial concluye con la incorporación de Hernán Castielo: “No quedaba otra. Por cómo canta Cucuza y también por su pasado futbolero. Él hizo Inferiores en Argentinos y fue compañero de Lalo Maradona. Lo conocía a Diego".
“Cuando le pasamos la canción nos dijo que sí, pero a medida que la escuchaba explicó que no sabía si era capaz de cantarla porque lloraba. Esa emoción que se escucha en la interpretación le sale de las tripas”, continúa Covacevich.
Un primer espaldarazo de Víctor Hugo Morales, una charla con Alejandro Apo y las réplicas en México, Uruguay y Perú hicieron que la canción emprenda un camino de reproducciones y halagos.
“No imaginamos esto. Uno no es objetivo con la música propia, siempre te parece que puede mejorarse. Pero esto explotó”, cierra Pablo Covacevich.
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