Joaquin Phoenix es el hombre del momento después del estreno de Joker, que llegó este jueves a los cines de Rosario. Muchos dan por hecho que se llevará el Oscar al mejor actor. Y entonces empiezan a aparecer las historias de un tipo que siempre fue hosco a la hora de responder las preguntas de los periodistas, pero que ahora se muestra inusualmente afable. Tanto, que incluso es capaz de admitir su histórico mal carácter e incluso reconocer tratado no demasiado bien a los compañeros del equipo técnico de la película.
Para la prensa hay algo claro. Phoenix quiere el Oscar. Y si para ello hay que abrirse, pues se abre.
Aunque hay un tema tabú a la hora de hablar con él: la muerte de su hermano River (también actor y, por cierto, muy bueno)
Sin embargo, está dispuesto a repasar su historia, marcada por una infancia ya de por sí extraña, pues viene de una familia que podría calificarse de nómade. Es que sus padres se unieron a Los Hijos de Dios, una secta cristiana que defendía la evangelización mediante nuevas lecturas de las Escrituras.
Joaquin nació en Puerto Rico, durante uno de los periplos de sus padres por Sudamérica junto a la secta. El actor contó que eran él y River los encargados de conseguir algo de dinero para la familia tocando la guitarra.
Pero todo cambió cuando los Bottom (el apellido Phoenix fue adoptado por la familia una vez se instaló en Estados Unidos) se mudaron a Los Ángeles, luego de salirse del mundo religioso. Entonces, los padres de Joaquin pusieron todas sus energías en el talento artístico de River como actor. Era él el que parecía tener más vocación cuando para Joaquin no era más que un juego. En aquellos años, la NBC había contratado a la sra Phoenix y ella aprovechó su posición para llevar a su hijo a todos los castings de jovencitos que se hacían en la ciudad de las estrellas. Aquello dio resultado: en apenas unos años, River ya formaba parte del reparto de películas de prestigio como “Cuenta conmigo” o “Indiana Jones y la última cruzada”.
River se convirtió en actor de culto. El preferido entre los jóvenes. Pero todo derivó en pesadilla la noche en que consumió más droga de la cuenta en el famoso Viper Room de Sunset Boulevard. El 30 de octubre de 1993, el joven y dos de sus hermanos (entre ellos el propio Joaquin) habían acudido al local donde él iba a tocar la guitarra. Los dueños se negaron a que saliese al escenario ante la enorme cantidad de gente que llenaba el Viper Room. Molesto y con bastantes estupefacientes en su cuerpo, River Phoenix se desplomó nada más al salir a la calle. Su hermana quiso reanimarlo practicándole el boca a boca y Joaquin corrió a llamar a los servicios de urgencias. Nada se pudo hacer, ya que murió unas horas después.
Desde aquel día, Joaquin nunca ha querido hablar de su hermano. Tampoco de su vida privada.
Además, fomentó su fama de actor maldito. “Los actores mentimos y decimos que nuestro trabajo nos afecta emocionalmente, porque es lo que la gente quiere oír. Pero yo he rodado muchas escenas pensando: '¿Qué habrá de almuerzo en el catering?”, dijo una vez.
Por eso sorprende el cambio de actitud. E incluso ha comenzado a nombrar a su hermano. “Cuando tenía como 15 o 16 años, mi hermano River llegó a la casa después del trabajo y traía consigo un VHS de una película titulada Toro salvaje. Me sentó y me hizo verla. Al día siguiente cuando desperté, me obligó a verla de nuevo. Y me dijo: «Vas a volver a actuar, eso es lo que vas a hacer». No me preguntó, me lo dijo. Se lo debo a él porque actuar me ha dado una vida increíble", dijo en el pasado Festival Internacional de Toronto.
Pero de la muerte de River no. Aunque ahora Joaquín se haya convertido en un actor simpático.