Hay algo que ya sabemos: una alimentación equilibrada y la práctica regular de actividad física son eficaces tanto a la hora de asegurarse una vida saludable con también de hacerle frente al exceso de peso y la obesidad.
Sin embargo, corregir algunas costumbres matutinas puede ayudar también a la hora de perder gramos porque “interfieren en la actividad del metabolismo e impiden que se genere un óptimo gasto energético durante la jornada”, informa el portal Más Salud.
La primera es “dormir demasiado”. Aunque dormir menos de siete horas se ha relacionado con el aumento de peso, excederse con el tiempo de sueño tampoco es la mejor opción.
Una investigación llevada a cabo en 2014 reveló que aquellos que duermen por más de diez horas seguidas tienen un incremento en su índice de masa corporal.
¿Cuánto, entonces? Entre siete y ocho horas diarias sin interrupciones
La segunda es “no recibir luz solar”. Según el medio, resulta clave para activar el metabolismo a primera hora del día tanto porque proporciona energía al cuerpo y como porque pone en marcha la actividad metabólica.
“Tomar entre 20 y 30 minutos de sol en la mañana es suficiente para tener efectos positivos en el índice de masa corporal”, explican.
La tercera práctica negativa está relacionada con el desayunar: tanto comer muy poco como esperar demasiado.
Sí, como se lee: un desayuno “pobre en nutrientes” –menos de 500 calorías– influiría en el aumento de peso.
¿Y qué debería incluir la primera comida del día? Carbohidratos, proteínas, antioxidantes, grasas saludables, vitaminas y minerales.
Pero también hay que tener en cuenta que la demora para esa primera ingesta también cuenta.
“El organismo necesita energía para activar las funciones de sus sistemas principales y, aunque suele tener reservas, durante la noche disminuye una cantidad significativa”, señala el portal.
“Además, el estómago se siente vacío y, como respuesta, aumenta la producción de jugos ácidos y genera inflamación así como síntomas de gastritis”, completa.
Por ello recomiendan comer dentro de la primera hora después de levantarnos de la cama y, de ser posible, ingerir una bebida saludable como el té o el agua tibia con limón.