En Acebal, pueblo ubicado a 22 kilómetros de Rosario, sus 5 mil habitantes está muy preocupados por la crisis de la industria del calzado, que representa el 60 por ciento de la economía de la localidad. Este jueves, casi toda la población se congregó en la plaza para pedir intervención “urgente” para cuidar a las 350 familias que podrían quedar en la calle si cierran los 35 talleres locales. Señalan como causas “la caída del consumo” y “la apertura indiscriminada de importaciones”. Fabricantes, trabajadores y pobladores en general coinciden en que “así no se puede seguir”.
En este último tiempo, dos talleres de calzado debieron cerrar sus puertas y advierten que algunos empresarios locales tomaron la determinación de “suspender gente” porque “no hay trabajo para hacer”.
Daniel Siliano, presidente comunal de Acebal, habló con la periodista de El Tres, Fernanda Rubio, en el programa De 12 a 14, y explicó que “esta es una iniciativa de los fabricantes de calzado” y agregó que “la falta de venta y las importaciones causan que no puedan producir como antes”.
El titular de la comuna aseguró que “el objetivo principal es que no se sigan perdiendo fuentes de trabajo”.
“Se elevaron notas a todos los ministerios, al gobernador Lifschitz y a diputados y senadores; todos están al tanto lo que pasa con la industria del calzado”, indicó Siliano.
El intendente de Acebal describió que “esto para nuestro pueblo significa el 60 por ciento de la economía; significa que muchas personas pueden dejar de tener el ingreso para alquilar, para cumplir con sus obligaciones y para comprar alimentos”.
Los fabricantes locales detallaron que las 35 fábricas producían hasta hace un tiempo unos 40 millones de pares de zapatos al año y que esa producción ha bajado considerablemente “desde la apertura de importaciones”.
Y agregaron que “también corren riesgo otros trabajos derivados de esta industria, como las personas que trabajan en sus domicilios”.
La hija de uno de los empresarios locales, que además se desempeña como administrativa en la empresa, confirmó que “hay gente suspendida, así no podemos seguir más”. Y añadió: “Queremos que se cierren las importaciones y que se cuiden las fuentes de trabajo”.
Otro habitante del pueblo dijo que “en este momento nos sentimos totalmente desprotegidos por el gobierno por la apertura indiscriminada de importaciones”. Y se quejó: “Acá hay gente que ha invertido en el país, que se han tecnificado, y hoy no pueden competir”.
Otro empresario local advirtió: “Nosotros mandamos zapatos a 18 provincias y te puedo asegurar que la crisis es general, la cadena de pagos está en una situación muy grave con los cheques rechazados”.
Y concluyó con un preocupante diagnóstico: “Tenemos trabajo para diez o quince días, nada más”.