El presidente de Brasil, Michel Temer, dijo este domingo que perseverará en la aprobación de las reformas económicas con el fin de entregar a su sucesor, en 2019, un país en mejores condiciones, a pesar de la "crisis política" generada por su implicación en un grave escándalo de corrupción.
"Vamos a perseverar en esa travesía. No me desviaré de entregar a mi sucesor, en 2019, un país en condiciones mucho mejores que las que recibí", aseveró el mandatario en un artículo publicado por el diario Folha de Sao Paulo.
De esta forma, el mandatario refuerza su mensaje de que no renunciará, aunque la Corte Suprema haya abierto una investigación en su contra por supuesta corrupción pasiva, obstrucción a la Justicia y asociación ilícita con base en el testimonio de ejecutivos del grupo JBS en el marco de un acuerdo de colaboración judicial.
"Como he dicho, Brasil no paró y no va a parar, pese a la crisis política por la cual, reconozco, estamos pasando", apuntó Temer, al tiempo que subrayó su "compromiso total con la agenda reformista".
En su opinión, "Brasil no se sustentará" sin las reformas económicas porque con ellas se crea un "ambiente confiable para la inversión y el crecimiento".
"Todos, incluso la oposición, saben de eso", añadió.
Desde que se desató el escándalo, Temer ha perdido el apoyo de varios partidos en la Cámara de Diputados y tanto la oposición como algunos legisladores de su base han exigido su renuncia inmediata.
Las sospechas contra Temer se sustentan en el testimonio de los ejecutivos del grupo JBS, que acusaron a Temer de recibir coimas desde 2010, aportaron una grabación en la que el mandatario escucha en silencio o consiente posibles delitos y revelaron el pago de sobornos a 1.829 políticos de 28 partidos.
La crisis política ha paralizado la aprobación de la reforma "más relevante", como califica Temer, la del sistema de pensiones, que endurece las condiciones para obtener esa prestación al establecer como edad mínima para la jubilación los 62 años para mujeres y los 65 para hombres, con un mínimo de 25 años de aporte.
Al tramitarse como enmienda constitucional, se requiere 3/5 de votos favorables, es decir, el apoyo de 308 diputados para que el proyecto siga al Senado, un número ahora en peligro.
"A mí, reafirmo, me compete continuar trabajando por Brasil (...) Porque no podemos parar: el futuro es ahora", concluyó el jefe de Estado.
Según la Constitución, si Temer renuncia o es destituido, el Congreso deberá realizar una elección indirecta para escoger a la persona que completará el período iniciado por Dilma Rousseff en 2015, el cual concluye el 1 de enero de 2019.
"Vamos a perseverar en esa travesía. No me desviaré de entregar a mi sucesor, en 2019, un país en condiciones mucho mejores que las que recibí", aseveró el mandatario en un artículo publicado por el diario Folha de Sao Paulo.
De esta forma, el mandatario refuerza su mensaje de que no renunciará, aunque la Corte Suprema haya abierto una investigación en su contra por supuesta corrupción pasiva, obstrucción a la Justicia y asociación ilícita con base en el testimonio de ejecutivos del grupo JBS en el marco de un acuerdo de colaboración judicial.
"Como he dicho, Brasil no paró y no va a parar, pese a la crisis política por la cual, reconozco, estamos pasando", apuntó Temer, al tiempo que subrayó su "compromiso total con la agenda reformista".
En su opinión, "Brasil no se sustentará" sin las reformas económicas porque con ellas se crea un "ambiente confiable para la inversión y el crecimiento".
"Todos, incluso la oposición, saben de eso", añadió.
Desde que se desató el escándalo, Temer ha perdido el apoyo de varios partidos en la Cámara de Diputados y tanto la oposición como algunos legisladores de su base han exigido su renuncia inmediata.
Las sospechas contra Temer se sustentan en el testimonio de los ejecutivos del grupo JBS, que acusaron a Temer de recibir coimas desde 2010, aportaron una grabación en la que el mandatario escucha en silencio o consiente posibles delitos y revelaron el pago de sobornos a 1.829 políticos de 28 partidos.
La crisis política ha paralizado la aprobación de la reforma "más relevante", como califica Temer, la del sistema de pensiones, que endurece las condiciones para obtener esa prestación al establecer como edad mínima para la jubilación los 62 años para mujeres y los 65 para hombres, con un mínimo de 25 años de aporte.
Al tramitarse como enmienda constitucional, se requiere 3/5 de votos favorables, es decir, el apoyo de 308 diputados para que el proyecto siga al Senado, un número ahora en peligro.
"A mí, reafirmo, me compete continuar trabajando por Brasil (...) Porque no podemos parar: el futuro es ahora", concluyó el jefe de Estado.
Según la Constitución, si Temer renuncia o es destituido, el Congreso deberá realizar una elección indirecta para escoger a la persona que completará el período iniciado por Dilma Rousseff en 2015, el cual concluye el 1 de enero de 2019.