El abogado constitucionalista y ex concejal Roberto Sukerman afirmó que las comisarías deben dejar de existir como tales y analizó: "Rosario vive hace años acosada por la mafia interna de la estructura policial. Gran parte de los crímenes resonantes que tienen lugar en la ciudad cuentan, por acción u omisión, con un uniformado implicado".
En ese sentido, Sukerman volvió a plantear la necesidad de una reforma de fondo para la policía, algo que ya había hecho durante su mandato como concejal. “Es increíble que pasen los años y tengamos que volver a plantear esto. Es hora de que los uniformados salgan a patrullar las calles, donde más se los necesita. Reordenemos de una buena vez la estructura; las denuncias a la Fiscalía, los presos en resguardo del Servicio Penitenciario y los policías a la calle”.
Para Sukerman, "desde el Estado provincial y municipal llevan casi diez años anunciando con bombos y platillos diferentes reformas y cambios internos dentro de la Policía; asegurando que cada uno de ellos marcará un antes y un después en la historia del combate contra el crimen organizado. Los resultados están a la vista de todos”.
Además, señaló como ejemplo de esto a la fatídica Policía de Acción Táctica (PAT) cuyos uniformados, en su primera semana de trabajo, interfirieron en un operativo de Comando Radioeléctrico y acribillaron a Jonathan Herrera, un pibe de 22 años que no tenía nada que ver con lo que ocurría y estaba lavando el auto en la puerta de su casa de Ayacucho y Bulevar Seguí.
El abogado aseguró que las comisarías deben ser desarticuladas para romper con ese claustro que garantiza la impunidad de los policías corruptos. “Tenemos que cambiar la lógica de poder. Las denuncias tienen que ser tomadas por especialistas (los fiscales), que deben trabajar en los Centros Municipales de Distrito, lejos de las armas y los uniformes azules. A su vez, los detenidos no pueden ser custodiados por improvisados, por policías novatos que cuidan comisarías abarrotadas mientras hacen un certificado de extravío. Los presos dependen del Servicio Penitenciario y de nadie más”, afirmó Sukerman.
El abogado tomó como ejemplo claro de esta necesidad dos casos recientes y resonantes. Por un lado, el de la bibliotecaria María de los Ángeles París, quien el pasado 3 de mayo fue a la comisaría 10ª de barrio Alberdi para hacer una denuncia y, en circunstancias poco claras, fue esposada y encerrada en una pieza, donde falleció de un paro cardiorespiratorio por el cual no recibió atención médica. Por otro, el caso de Paola R., una joven de 27 años que lucha por su vida en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, tras sufrir un traumatismo de cráneo, luego de pasar unas horas detenida en la comisaría 7° el viernes por la noche.
“En los últimos años se invirtieron millones de pesos para reformar los penales de las comisarías. Pero los presos se siguen escapando como si nada. El propio ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro asegura que los responsables de los escapes son los policías que están a cargo de las custodias; pero se desentiende de su responsabilidad acusando a uniformados puntuales, muchos de ellos jóvenes recién recibidos y muy mal formados. Nunca se hace cargo de que el principal problema es estructural y está bajo su responsabilidad. Es hora de que dejemos de acusar a manzanas podridas y compremos un cajón nuevo con frutas frescas. Rosario necesita más respuestas claras y menos cambios de nombres para una Policía que es siempre la misma”, afirmó el ex edil del Frente para la Victoria.