Quejarse es una forma de desahogarse, pero que se puede convertir en un tormento para los que te rodean y también para tu propio cuerpo. Los especialistas aseguran que decir frases desalentadoras a las personas del entorno, ya sea sin darnos cuenta o a propósito, termina afectando a nuestro organismo.

El cerebro almacena información, pensamientos, datos o afirmaciones, sin distinguir lo que hace bien o lo que hace mal. Actúa abordando de forma más sencilla lo que más se repite. Por eso si el entorno es negativo, se acostumbra a este tipo de pensamientos para tratarlos con más facilidad en el futuro, según consignó el sitio Mejor con Salud.

En términos más técnicos, las conexiones neuronales encargadas de brindar información, se activan al momento de tener un pensamiento o idea, fortaleciéndose con el tiempo. Cuando se generan pensamientos negativos consecutivos, el cerebro remodela su estructura y hace de estos una idea común y de fácil acceso para próximas reflexiones, lo que lo termina deteriorando.

De acuerdo a la publicación, zonas como el corazón y el aparato digestivo también sufren consecuencias graves por la queja constante, incrementándose las probabilidades de padecer enfermedades como diabetes, obesidad o hipertensión.

Lo mismo ocurre con el sistema inmunitario, donde el pensamiento negativo está asociado al cortisol, la hormona liberada por la glándula suprarrenal en momentos de estrés. Cuando la misma es producida en exceso, la función del sistema inmunitario se ve interrumpida, y aparecen los problemas.

Efectos similares ocurren cuando nos rodeamos de personas negativas o apáticas, ya que el cerebro por pura empatía tiende a ponerse en el lugar del otro y sufrir con él.

Claro que a lo largo de la vida aparecerán situaciones problemáticas, de tristeza y melancolía, pero la recomendación de los especialistas es abordarlas con calma, madurez e intentando mantener un equilibrio con las cosas buenas, que también ocurren. Desahogarse está bien, abusar de ello afecta a quienes nos rodean y a uno mismo.