Un joven de 17 años murió de tres balazos el pasado miércoles en la localidad bonaerense de Quilmes. Aparentemente, quiso robarle el teléfono celular a un policía del Grupo Halcón, quien respondió a los tiros. El muchacho supuestamente estaba desarmado.
Según informó Télam, el policía circulaba en un Volkwagen Polo cuando fue interceptado por dos adolescentes con aparentes intenciones de robo. De acuerdo a fuentes policiales, el agente, al intentar resistir el asalto, extrajo su arma reglamentaria y le disparó a los menores, hiriendo gravemente a uno de ellos.
El adolescente, identificado como Fabián Enrique, recibió al menos dos tiros en la espalda y uno en la pierna. Herido, cayó muerto a dos cuadras del lugar. El efectivo supuestamente escapó en su vehículo del lugar mientras que el supuesto cómplice del menor resultó ileso y dio aviso a la policía del hecho.
A la zona acudieron efectivos de la comisaría 3ª de Quilmes, funcionarios judiciales y miembros del Grupo de Apoyo Departamental (GAD), quienes debieron contener a familiares y vecinos del adolescente muerto.
Voceros judiciales indicaron que el jueves un jefe policial se acercó a una comisaría de la zona para informar que un subordinado suyo había estado implicado en el hecho, y entregó el arma reglamentaria supuestamente utilizada por el agente.
Por este motivo, la fiscal a cargo de la causa Karina Gallo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 del Departamento Judicial de Quilmes, dispuso el secuestro del arma de fuego y caratuló la causa como “homicidio”, aunque decidió que el policía continuara en libertad.
La funcionaria judicial debe recibir los resultados de la autopsia y los registros de las cámaras de seguridad de la zona. A esto se le sumarán declaraciones de testigos en la sede judicial.