Una extensa audiencia tuvo lugar este lunes en los Tribunales provinciales en donde la jueza Raquel Cosgaya dispuso la libertad del empresario bursátil Jorge Oneto y extendió, por otra parte, la prisión preventiva de 8 acusados por la megaestafa. Los argumentos, aún desconocidos, serán publicados este martes.

La audiencia se llevó a cabo hasta las 23 y tuvo varios condimentos: no sólo la extensión sino que además, se cortó la luz y las horas debieron transcurrir sin aire acondicionado que permita aliviar tanto calor sofocante. Más allá de cuestiones climáticas y energéticas, la jueza dispuso sobre la situación de los diez imputados. La decisión más sobresaliente tiene que ver con la libertad otorgada al empresario bursátil Jorge Onetto, en prisión domiciliaria desde el viernes.

En tanto a Jonatan Zárate, considerado prestanombre de tres de los imputados, se lo benefició con prisión domiciliaria y al sindicalista Maximiliano González De Gaetano con permisos de salidas paras las fiestas de fin de año ya que está a cargo de su madre que tiene una discapacidad.

A De Gaetano, además, se le imputaron nuevo hechos al igual que a Roberto Aymo, el escribano Eduardo Torres, el empresario Leandro "Lelo" Pérez y el escribano Juan Bautista Aliau, por otras cuatro estafas.

Pérez, Torres y el empresario Marcelo Jaef pertenecerían a un núcleo duro de la organización. Por eso, la jueza Cosgaya hizo caso omiso al pedido de las defensas y continuarán bajo prisión preventiva sin plazos en sede policial.

Según publicó Rosario 12, la primera de estas cuatro nuevas estafas detectadas se perpetró en marzo de 2014 e involucró un terreno de 2,5 hectáreas en Arroyo Seco, pertenecientes a María Cristina Lacava. En este caso, Aymo hizo insertar datos apócrifos que lo ubicaron como beneficiario de un poder de Lacava –aparentemente en Europa desde 2011– a través del cual vendió el predio a su propio hijo. Los trámites notariales fueron realizados por Torres y Aliau, como la mayoría de los casos. Pero la cosa no quedó ahí, el hijo de Aymo revendió el campo a una de las hijas de De Gaetano.

Una segunda estafa fue detectada en mayo de 2014, la maniobra comenzó igual a la anterior por un campo de 18 hectáreas. La venta de Roberto Aymo a su hijo se realizó en diciembre de ese año, y ahí entró en juego un fideicomiso, llamado La Esperanza, para el loteo de viviendas. Para Narvaja, Pérez y De Gaetano "organizaron la maniobra"; mientras que dos hijos del segundo y el hijo de Aymo "participaron como prestanombres".

Los dos hechos restantes se iniciaron, también, con la firma del falso poder a nombre de Aymo, por dos predios de poco más de cuatro hectáreas en noviembre de 2014.