“Ya está, ya está, me entrego”. Eso dijo el sábado a la mañana Martín Lanatta, cuando los policías le dieron la voz de alto en Cayastá. Teía en su poder unos 155 proyectiles de arma de fuego, casi 50 de ellos teflonados, cuyo poder de daño es enorme.
Así surge del acta de la detención hecha por el comisario de la policía santafecina Miguel Ángel Jalil, del cual surge que Martín Lanatta tenía varios cartuchos con distinto calibre, medicación y dinero.
“Alto policía, arriba las manos, arrodillese”, le dijeron los efectivos de la policía local cuando lo vieron correr en el arrocero Trimacer a la altura del kilómetro 68 de la ruta provincial 1.
Lanatta respondió: “Ya está, ya está, me entrego”, tras lo cual fue esposado sin resistencia alguna y trasladado a la comisaría de Cayastá.
Lanatta tenía en su poder unos 3625 pesos, y un bolso en cuyo interior había 155 poyectiles de distinto calibre.
Además, tenía en su bolso unos guantes camuflados, una agenda personal con contactos y medicación de distinto tipo: Emaplapril, Atenotol, dos blíster de diclofenax, y dos de Ranitidina.
Las fuentes explicaron que las balas punta teflonada están prohibidas para uso civil y suelen encontrarse en operativos antidrogas.