El miércoles pasado hacía mucho calor en la ciudad. En las piletas Alem, cientos de personas buscaban alivio en el agua. El mediodía fue un infierno cuando algunos chicos descubrieron en el fondo de la pileta a Marcelo, un nene de 12 años. Pudo ser rescatado gracias a la solvencia de los guardavidas. No sabia nadar.
En cambio, Ulises no pudo ser rescatado a tiempo. Con sólo 6 años, el niño oriundo de Granadero Baigorria perdió su corta vida el 18 de enero pasado en el Hospital Provincial, tras ahogarse en una pileta. Ese mismo día internaron en el lugar a una nena por un caso similar aunque sin mayores consecuencias. Una semana antes, un niño de la vecina localidad de Las Rosas había sido derivado al mismo hospital con principio de ahogamiento.
En los cuatro casos –uno fatal– los protagonistas fueron niños pequeños. Sucedieron en enero y su sucesión reflotó la necesidad de tomar las debidas precauciones cuando se tienen menores a cargo y una pileta cerca. Rosario3.com consultó a especialistas que coincidieron en los niños deben aprender a nadar antes de sumergirse y se tienen que adquirir herramientas que permitan resolver situaciones de alto riesgo en los natatorios.
La instructora del Infant Swimming Resource Rosario (ISR) Natalia Caramellino es una de las dos profesoras certificadas del país en prácticas de autorrescate para menores de entre seis meses y seis años. Para ella, la enseñanza en los primeros meses de vida puede evitar tragedias al tiempo que hizo hincapié en la importancia esencial de la mirada atenta de los adultos.
La metodología utilizada por el ISR está basada en el aprendizaje sensorio-motriz no verbal y fue creada en 1966 por un guardavidas estadounidense. Harvey Barnett ideó el instructivo cuando tenía apenas 18 años, luego de presenciar como un pequeño vecino suyo se ahogaba en su piscina.
Para la discípula rosarina de Barnett –que ya lleva capacitados cerca de 300 niños desde su certificación en 2009–, manejar estas habilidades puede marcar la diferencia en una situación de peligro, pero no es la única medida de protección a tener en cuenta. “El auto rescate tiene que ser la tercer barrera de protección –aseguró–, luego de la mirada atenta del adulto y las cercas de la pileta”.
Caramellino resaltó justamente este último punto ya que muchos veces los padres piensan que una vez que el chico logró dominar la maniobra, ya se puede cuidar enteramente por sí solo. “No es así”, aclaró y añadió que nada puede suplantar la supervisión de los mayores.
El entrenamiento es individual, se realiza sin la presencia de los padres y se le enseña al niño a flotar hasta recibir ayuda o bien flotar hasta un punto seguro. Su duración es de dos meses pero se recomienda que los niños ya capacitados tomen clases de refuerzo: si el pequeño tiene menos de dos años, se aconseja que lo hagan una vez por mes; si , en cambio, tiene entre dos y seis, pueden hacerlo una vez al año.
Aprender a nadar
La Municipalidad de Rosario fijó la natación como una asignatura obligatoria en sus 28 colonias de verano. Aprender a abrirse paso en el agua es una política pública y es por eso que, desde la Subsecretaría de Deportes se brindan clases de natación a niños, jóvenes y adultos.
El subsecretario de Deportes, Adrián Ghiglone, remarcó la relevancia de saber nadar “sobre todo en una ciudad pegada al río”. Es por ello que desde su oficina se plantearon como objetivo principal que todos los niños que participan de las colonias de vacaciones de la Municipalidad cumplan con tres horas semanales de natación. Se trata de un espacio pedagógico, no recreativo, que procura dotarlos de los instrumentos mínimos de defensa. Actualmente son 1.500 niños de entre dos y cinco años los que reciben estas clases.
Por otro lado, Ghiglone resaltó que cada vez son más los clubes e entidades que incluyen a la natación como parte de sus rutinas. “En el invierno hay más de 40 piletas recubiertas, lo que indica lo mucho que ha crecido la natación recreativa por sobre la competitiva debido a sus virtudes para todas las edades”, sostuvo el funcionario y señaló que 19 mil rosarinos entre niños partir de seis años y adultos mayores de todos los barrios, acuden a los complejos natatorios de la ciudad para ejercer este deporte.
No obstante, la apuesta de la Municipalidad es tratar de acercar esta disciplina “a aquellos sectores que no pueden pagar la cuota de un club”. En tal sentido, tienen pensado brindar cursos de macronatación en todos los Centros Territoriales de Referencia (CTR, antiguos centros Crecer).