El intento por abaratar costos de un supermercado de Escocia terminó mal: en lugar de contratar un personal sumaron un robot para ciertas tareas, pero al final lo despidieron.

Fabio, un experimento de la Universidad de Heriot-Watt, fue el nombre que recibió la innovación tecnológica de la cadena de supermercados Margiotta, pero su paso por el rubro duró muy poco.

El robot tenía la ubicación de cada producto en las góndolas y la idea era que pudiera guiar a los clientes.

Sin embargo, la calidad de sus respuestas dejaba mucho que desear. Cuando era consultado por dónde encontrar cerveza contestaba que “en la sección de alcoholes”. Si le preguntaban dónde estaba el queso respondía que lo podían encontrar en “las heladeras”.

El director del supermercado lo reubicó para que entregue muestras gratis en un rincón del local, pero finalmente decidieron dejar de contar con sus servicios ya que no atraía a los clientes.

“No se desempeñaba como esperamos. La gente parecía evitarlo y las conversaciones no resultaban muy bien”, explicaron responsables del comercio.