Un estudio recientemente publicado en la revista Psychological Science revela que los libros infantiles poseen más palabras únicas que las conversaciones entre madres e hijos. El porcentaje de palabras únicas en los libros es de un 70% más que en las conversaciones que mantienen los progenitores y sus descendientes de forma diaria.
El estudio compara transcripciones cotidianas entre unos y otros con textos procedentes de cientos de libros infantiles, incluidos entre las listas de lectura de docentes, libreros, los más vendidos de Amazon y los más solicitados de las librerías públicas
Los beneficios de leer a los niños no se quedan sólo en que aprenden más vocabulario. La línea de investigación sobre la que quieren continuar apunta al tipo de frases usadas en los libros y al lenguaje hablado. Los diálogos con los más pequeños suelen estar llenos de frases como “esas zanahorias no están buenas”, “ponte los zapatos”. Por contra, los libros contienen frases más complejas y palabras no tan habituales en nuestra conversación. La variedad de las estructuras oracionales también supondría un gran beneficio intelectual para los más pequeños.
Leer también potencia la imaginación. “Cuanto más leas a tus hijos, más ayudas a que las neuronas de esta región del cerebro crezcan y se conecten de forma que les sea útil en el futuro”, explicó Tzipi Horwitz-Kraus, uno de los autores de otro estudio, éste publicado en la revista Pediatrics. Así pues, la investigación concluye que los niños a los que leyeron de forma regular adquirían niveles más altos de actividad cerebral en una región asociada con la integración del sonido y estímulos visuales.
Relacionarse con los libros a una edad temprana, en definitiva, conduce a potenciar la imaginación y a adquirir mejores habilidades de lectura para el futuro. En España, de cada 100 niños españoles de entre 10 y 13 años, más de 84 leen libros en su tiempo libre, casi 79 acuden a la biblioteca de su centro de estudios y unos 65 van a la biblioteca a coger o a devolver libros. Sin embargo algo debe suceder en el camino a la edad adulta porque, según el barómetro del CIS de enero, un 35% de los españoles no lee “casi nunca” o “nunca”, que un 65% lee alguna vez al trimestre y sólo el 29,3% lee “todos los días o casi todos los días”.