Las personas con bajos ingresos y las poblaciones minoritarias raciales o étnicas experimentan mayores niveles de estrés que las personas blancas más adineradas, lo que puede generar importantes disparidades en la salud mental y física que finalmente afectan a la esperanza de vida, según un informe del Asociación Americana de Psicología (APA).

"La buena salud no está distribuida equitativamente. El estatus socioeconómico, la raza y la etnia afectan al estado de salud y se asocian con disparidades sustanciales en los resultados de salud a lo largo de la vida", afirma Elizabeth Brondolo, presidenta de un grupo de trabajo de APA que escribió el informe. "Y el estrés es uno de los diez principales determinantes sociales de las inequidades en salud", añade.

Tal como publica el portal 20minutos, se estima que las enfermedades y lesiones relacionadas con el estrés cuestan a Estados Unidos más de 300.000 millones anuales por accidentes, absentismo, rotación de empleados, productividad baja y costos médicos, legales y de seguro directos, según el documento.

Las personas con ingresos más bajos informan de estrés más severo (pero no más frecuente) y han tenido más eventos traumáticos en su infancia, según el informe. Los afroamericanos y los hispanos nacidos en Estados Unidos también reportan más estrés que sus homólogos blancos no hispanos, debido en parte a la exposición a la discriminación y la tendencia a experimentar eventos traumáticos más violentos.

Y todo ese estrés puede conducir a problemas de salud mental y física. "El estrés afecta cómo percibimos y reaccionamos ante el mundo exterior -señala Brondolo-. El bajo nivel socioeconómico se ha asociado con el pensamiento negativo sobre uno mismo y el mundo exterior, incluida la baja autoestima, la desconfianza en las intenciones de los demás y la percepción de que el mundo es un lugar amenazante y la vida tiene poco significado".