En la 19ª jornada del juicio a Los Monos, con la que se cerró la quinta semana, pasaron testigos muy conocidos por la sala del segundo piso del Centro de Justicia Penal. Entre las personas que prestaron declaración a pedido de los defensores estuvieron Diego Cuello y Gustavo Spadoni, dueño de la concesionaria de motos que estaba ubicada en pleno centro de Rosario que está condenado y detenido en un penal federal por una causa por narcotráfico internacional. Los abogados buscaron reforzar a partir de las testimoniales la presunta relación entre el juez Juan Carlos Vienna y Luis Paz. En este caso, se basaron en una moto que podría vincularlos. También se reprodujo la filmación de Sergio Blanche, uno de los imputados, en el despacho del Juzgado de Instrucción N° 4, por el que luego se inició una causa contra el magistrado.
El primer testigo en presentarse fue el fiscal Aníbal Vescovo, quien no pudo finalizar su declaración por una cuestión técnica del legajo original sobre el que tenía que brindar explicaciones. Fue citado porque fue quien investigó la denuncia de Blanche contra Vienna por extorsión y después desestimó. Se reprodujo el video entero del diálogo que mantuvo tanto con el juez como con la por entonces secretaria. Un fragmento de esa grabación trascendió mediáticamente, cuando el magistrado le sugiere cambiar de abogado para mejorar su situación en la causa.
La segunda persona que se sentó en la sala fue Ariel Gustavo Spadoni, quien fue dueño de la concesionaria de motos que estuvo situada en Mendoza al 1400. Llegó esposado, con chaleco antibalas y con vestimenta costosa. Es que fue condenado en marzo del año pasado a 12 años de prisión por haber intentado en 2012, junto a otras personas, ingresar un cargamento de 1.235 kilos de cocaína en el interior de tambores de pulpa de pera congelada. Dicho operativo, en el que allanaron su negocio e incautaron todos los documentos y vehículos hallados, se denominó “Peras Blancas”.
Spadoni explicó –ya sin chaleco y esposas– que en la concesionaria se vendían motos de alta gama y accesorios. Que los vehículos podían ser cero kilómetros o dejados en consignación –clientes que los dejan para que se vendan y a cambio pagan una comisión–. Al momento del allanamiento de las fuerzas federales y posterior secuestro, entre las motos estaba una Kawasaki Versys 1000, que según dijo no tenía ningún tipo de papel y no estaba patentada.
Esa moto sin documentación pasó dos veces por esa concesionaria, según relató. En la primera ocasión se le dejó el dueño del boliche Yamper y en otra se la trajo Luis Paz, quien fue al lugar “de parte de Vienna”, quien era cliente del negocio y tenía trato de confianza con Spadoni. La última vez que entró el vehículo al comercio fue entre febrero y marzo de 2013. El 1 de julio fue incautada por las fuerzas federales. En esa misma fecha quedó detenido el testigo. Esa motocicleta –expresó– no fue reclamada después del secuestro.
Yamper, vehículos y Piñero
Gervasio G., hombre que dejó por primera vez en consignación la polémica Kawasaki Versys 1000 cc en la concesionaria de Spadoni también declaró este jueves. Admitió conocer a Ramón Machuca, Ariel Máximo “Guille” Cantero, Jorge Emanuel Chamorro y Martín Paz. “Venían los fines de semana. Con Paz triangulé una moto. Se la compré, la reparé y se la vendí a un cliente de mi boliche. Tiempo después me llamó Martín, que tenía la moto porque le había prestado plata (a quien se le compró el vehículo) y me preguntó por los papeles. Yo le dije que si me pagaba la deuda que esa persona tenía conmigo le daba la documentación. Le di los papeles en un sobre de color madera”, aseguró.
En este último punto, Gervasio G. contradijo el testimonio de Spadoni, quien afirmó que “nunca tuvo documentación” la moto.
En sí, las declaraciones de Spadoni y Gervasio G. rondaron sobre operaciones comerciales de una moto que no tienen ningún respaldo documental.
Consultado por el fiscal Gonzalo Fernández Bussy, el testigo señaló haber ido en 2015 al pabellón 7 de la cárcel de Piñero, lugar donde estaban alojados Guille Cantero y Emanuel Chamorro, dando a entender cierto lazo amistoso entre ellos.
La narcochacra, droga plantada y el testigo víctima
Diego Cuello fue otras de las personas que dio declaraciones en el juicio. Se trata del dueño de un campo en Alvear donde la Policía hizo un dudoso allanamiento en abril de 2013 –ordenado por Vienna– para tratar de localizar supuestamente un camión que contenía electrodomésticos robados. En ese lugar se incautaron cocaína y armas de fuego. Por ese procedimiento, tuvo causas en tribunales federales por la droga, en el que fue absuelto, y en el provincial por tenencia ilegal de armas de fuego, por el que firmó un abreviado. El mismo testigo fue atacado a balazos en abril de 2015 cuando estaba con sus hijas de 2 y 7 años en Hilarión de la Quintana al 1900. Las pequeñas sufrieron disparos en sus piernas.
Cuello explicó conocer al Viejo, Monchi y Guille Cantero y a Martín Paz “del barrio”. Además, sostuvo que fue llevado desde la cárcel de Piñero hasta el despacho del juez Vienna para que le tomaran declaración testimonial en la causa 913/12. “Me preguntó si conocía a los Cantero y me preguntó si sabía qué hacían. Respondí que compraban y vendían autos. Me preguntó si sabía que habían matado a Martín Paz. No sabía nada. Me dijo que declarara contra ellos o ni mis nietos me iban a ver en la calle. Le dije que no sabía nada, que me preguntara lo que quisiera. Me esposaron, me levantaron, firmé un papel y me llevaron de nuevo a Piñero”, comentó.
El hombre reconoció su firma en la declaración testimonial en la que dio datos de cómo operaba supuestamente la organización y destacó que, salvo su nombre, todos sus datos personales estaban mal puestos en el acta. Y agregó declaró “otras cosas” que no figuraban en ese documento.
El testigo que no tiene paz con una casa
El testigo Rogelio R. fue el cuarto en hacerse presente, ya que antes de él fue el fiscal Adrián Mac Cormack que fue a brindar declaración sobre la investigación por dádivas y prevaricato. Con la voz cargada de nervios y algo de bronca, habló de una propiedad que le compró a Luis Paz y a su pareja Ana María Ferrari entre finales de 2005 y principios de 2006 en Lituania al 5400.
Rogelio R. dijo que fue estafado por el padre del Fantasma por haber truchado la firma de su ex esposa en el boleto de compra venta. Por esa causa, que pasó por manos de Vienna entre otros juzgados, fue condenado en primera y segunda instancia y Paz fue sobreseído, ya que un perito calígrafo determinó que la firma del documento no se corresponde a la pareja de la mujer. Actualmente el caso está en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Lo que viene
El martes debía presentarse el jugador de Atlético de Madrid, Ángel Correa, quien vistió la camiseta de San Lorenzo cuando estuvo en Argentina, pero alegó no poder venir por estar afectado a la liga española de fútbol. En tanto, los defensores desistieron de citar para ese mismo día a Luis Paz. Se espera que asistan dos periodistas de Buenos Aires que hicieron notas relacionadas a viajes a Estados Unidos del padre del Fantasma y Vienna.