Existe para cada producto medicinal su trazabilidad; es decir cada caja de medicamento está identificada y se le hace un seguimiento desde que es elaborada y luego expendida a los mayoristas para ser dispensada por el farmacéutico a través de una receta de un paciente que la adquiere. Siempre esa caja de medicamento está monitoreada: se sabe en cada etapa de su trayectoria quién elaboró el producto, quien lo comercializó y quien, por fin, lo dispensó a qué paciente en qué condiciones.
En cada etapa de las mencionadas hay un profesional farmacéutico que responde por ese medicamento, para lo cual debe estar no sólo capacitado, sino actualizado y contar con su conocimiento revalidado. En base a esto, Rosario3.com fue a entrevistar al Presidente del Colegio de Farmacéuticos, Cándido Santa Cruz.
¿Un tema que ustedes instalan permanentemente tiene que ver con el medicamento como mercancía o como bien social?
Justamente, el colegio está llevando adelante una campaña de concientización conjuntamente con el Ministerio de Salud Pública para advertir a la población que el medicamento que le es prescripto por el médico no debe ser tratado como una mercancía, sino como un bien que impacta en su salud. El cuidado de ese medicamento en cada etapa de su recorrido cuenta con profesionales para el mejor tratamiento del mismo para que al llegar al paciente se encuentre en las condiciones que el cuidado de la salud del paciente requiere. Debemos velar por un medicamento seguro y confiable, lo que requiere profesionales capacitados y comprometidos y debe llegar a los pacientes pasando por los canales adecuados para su comercialización.
Cuando por cualquier razón el medicamento se sale de esa cadena ya no está sujeto a controles estrictos y necesarios lo que los sitúa en un cono de sombras que por todos los medios se debe evitar. Todos los medicamentos, incluso los de venta libra reciben este tratamiento cuidadoso y estricto. Cuando nos salimos se esos canales no se puede garantizar el efecto de esa medicación.
Por eso en la campaña abogamos para el paciente no adquiera el medicamento fuera de la farmacia y dispensado por un profesional farmacéutico; ya que es medicamento fuera de su canal habitual pudo haber sido adulterado o pudo no haber sido conservado en las condiciones que ese medicamento exige.
¿Es lo que ustedes llaman ´farmacia modelo de gestión sanitaria´, en contraposición al modelo meramente mercantil de la farmacia gerenciada en redes por sociedades anónimas?
Nosotros no convalidamos una farmacia tipo autoservice en la que el cliente se sirva su medicamento como si fuera un producto de consumo más. El farmacéutico cuando dispensa el medicamento siempre le pregunta a la persona que debe tomarlo sobre ciertas cuestiones que pueden complementar la información que el paciente trae de su médico prescriptor.
Incluso, más de una vez, toma contacto con el profesional médico ante cualquier duda. Esto es un reaseguro ya que se le puede reorientar al paciente a la nueva consulta a su médico para completar el circuito de la información que puede no estar clara. Esto pasa sobre todo cuando el paciente pide un medicamento sin serle prescripto. Nosotros desalentamos la práctica de la automedicación. En la farmacia autoservice esto no está contemplado.
Nosotros planteamos que la farmacia tiene que ser un “punto sanitario” y no un “punto de venta” gerenciada por sociedades anónimas. Se trata de las dos modelos distintos con objetivos distintos, guiados por diferentes criterios éticos, que en el país están definiéndose. Santa Fe es una de las provincias que está regida por una ley que con claridad define al modelo sanitario de farmacia, no dejando lugar para interpretaciones antojadizas.