"Lo que nos pasó es tremendo". "Sé que me necesita". "No me imagino lo que debe estar sufriendo sin que nadie lo entienda". Gisela La Menza, cuyo esposo el polista Ignacio Ballesteros se encuentra en estado vegetativo –con conciencia mínima– tras un accidente, aseguró que confía que tras la decisión de la Corte Suprema su marido vuelva a Rosario.
En la actualidad, el joven se encuentra internado en una clínica cordobesa, donde fue trasladado por una orden judicial impulsada por sus padres, decisión contraria a la voluntad de su mujer. El máximo tribunal judicial del país definió que un juez rosarino tiene competencia en el caso, con lo cual ahora ese magistrado debe definir quién cuidará de Ignacio.
"Espero que Nacho vuelva y meterle para adelante", se esperanzó la joven. "Sé que me necesita", planteó. Aseguró que ella logra comprender bien lo que quiere su marido, incluso a través de una mirada o un gesto. "No me imagino lo que debe estar sufriendo sin que nadie lo entienda", se entristeció. "Sé que no se termina todo acá, pero con Nacho al lado es otra cosa", sostuvo, en diálogo con Analía Bocassi, en el programa De12a14 (El Tres).
"Estábamos comunicándonos con su mano derecha, donde mayor movilidad tenía", recordó Gisela. "Otro avance es que había logrado independizarse de su traqueotomía, había empezado a comer", puntualizó. Ella asegura que esos avances se perdieron cuando se registró el traslado por la fuerza de Ignacio a Córdoba, que ocurrió el 11 de junio a instancia de sus padres. "No hace nada. Trato de comunicarme en las visitas y ya no usa la mano", lamentó. "Para lograr eso, que de afuera no es nada, es un trabajo de meses y mucho sacrificio", destacó.
"El padre dice que no está bien cuidado. El juez le ofreció que viniera un médico de parte. Vino en dos oportunidades y entregó un informe diciendo que estaba en óptimas condiciones", planteó la esposa de Ignacio Ballesteros."Después se desvincularon de la medida porque no les gustaba lo que escuchaban", acusó. Y preciso que "para llevárselo a Córdoba no hubo informe" ni visitas médicas. "No se basaron más que en las denuncias del padre", se quejó.
El abogado de la joven, Diego Ancilleta, recordó que la Corte manifestó que "debe ser urgente" la remisión de las actuaciones al juez rosarino a cargo del caso. "A partir de ahí, el juez definirá los pasos a seguir", planteó. De confirmarse el esperado traslado de regreso a la ciudad, "se tomarán los recaudos para un traslado seguro, que es lo principal". Admitió que "si existe algún indicio o sospecha de que pueda haber resistencia obviamente deberán estar las fuerzas públicas".
El accidente de Ignacio Ballesteros se registró hace casi dos años, durante un partido de polo que se jugó en San Antonio de Areco. Una yegua corcoveó y golpeó a Ignacio, de 33 años, en la cabeza. En un principio fue en Buenos Aires donde estuvo internado, ya que el matrimonio vivía en la localidad bonaerense de Duggan. Luego la mujer, una médica de 29 años, adaptó su casa en Rosario y lo trasladó allí. Pero había tensión entre la esposa y los padres del joven. Los padres de Ignacio consiguieron una orden de la justicia federal cordobesa para llevárselo a un instituto de rehabilitación de esa provincia, donde hoy se encuentra internado. La Corte Suprema determinó que esa corte federal no tenía competencia, que sí la tenía un juez de rosario.