La renovación de la tradicional avenida Corrientes de Buenos Aires, que ahora es peatonal, trajo una polémica inesperada: los nuevos contenedores de basura sólo se pueden abrir con una tarjeta magnética, con lo cual ya no lo podrán hacer los recolectores informales que buscan sustento o directamente comida en los residuos de sectores más pudientes.
"Es una medida anti pobre. La población no sabe cómo separar en el origen. Es el último eslabón para sacarle lo que tienen a los pobres. Hay hambre. Se está persiguiendo al cartonero independiente. Nosotros estamos en el sistema, pero muchos no. No hay cupos hoy", comentó a TN Sergio Sánchez, presidente de la Federación de Cartoneros.
Las agrupaciones que nuclean a los cartoneros y recicladores realizaron una marcha de protesta contra esta medida del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que no solo la defendió sino que además dijo que la idea es llevar estos contenedores a otras zonas de la ciudad de Buenos Aires.
Para poder abrir los contenedores se necesita una tarjeta que lleva el nombre y apellido del usuario. El gobierno porteño las distribuye solo para encargados de edificios, comerciantes y vecinos de la zona.
El mecanismo es digital y magnético. Para que la tapa se abra, hay que colocar la tarjeta en el lector, tocar un botón y recién en ese momento se pueden tirar las bolsas. Una vez que se vuelve a cerrar, el contenedor queda sellado otra vez.
Desde el Ejecutivo porteño, el ministro de Medio Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli, defendió la instalación de los tachos. "Queremos incorporar tecnología para ser más exigentes y saber la cantidad de basura que se genera. Esto nos da información justa para ser más eficientes. Tener esa data en tiempo real hace que los recorridos de los camiones sean mejores", aclaró.