Los testimonios de varias personas que superaron un ataque cerebrovascular (ACV) y de médicos dedicados a tratarlo fueron recopilados en el primer documental argentino sobre la enfermedad, que busca despertar el interés en las alertas de esa patología.
El documental, que es una coproducción del canal Encuentro con la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (Feneri), será transmitido el lunes 29 de octubre a las 22, cuando se conmemora el Día Mundial del ACV.
"Era imprescindible tener un documental como este porque hablamos los médicos y los pacientes con casos concretos sobre el ACV, sus alertas, su tratamiento y su recuperación", explicó Pedro Lylyk, presidente de la Asociación Argentina de Ataque Cerebral (AAAC).
El neurocirujano, quien preside el Feneri, rescató "el hecho de que un grupo de pacientes, algunos de ellos conocidos, nos hablen de su ACV y su experiencia junto a los médicos para que el mensaje tanto de prevención como de tratamiento llegue más rápido a todos".
En el país hay cerca de 100.000 casos nuevos de ACV por año y la mayoría de las personas desconoce los aspectos de la enfermedad. De esta manera "llega al médico cuando el episodio avanzó, lo que aumenta su riesgo de muerte y discapacidad permanente", explicó Lylyk.
"Lograr que un paciente que pasó por un ACV se muestre en un documental recuperado y hable del tema es importantísimo para concientizarnos que debemos estar alerta ante los síntomas de un ataque cerebral, para tratarlo a tiempo", reivindicó.
Lylyk recomendó estar atentos a los dolores de cabeza fuertes, pérdidas bruscas y temporales de la visión, fallas en los movimientos y al hablar "para poder ir rápido al neurólogo y averiguar si hay algún riesgo de ACV y tratarlo a tiempo".
Uno de las personas recuperadas que aportó su testimonio en el documental es el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff, de 75 años, que sufrió un ACV cuando tenía 68.
Kusnetzoff explica en el documental que la señal del ACV que tuvo "fue un dolor de cabeza tan intenso como nunca antes había sentido" y recordó que en aquel momento "estaba con mi señora, que me pidió que no vaya a trabajar y empecé a decir cosas incoherentes, sin darme cuenta de que estaba en la antesala de un ataque".
"A las horas perdí el conocimiento, estuve internado durante cuatro meses y luego de superar el ACV, unos médicos venían a visitarme a mi casa donde me realizaron tratamientos de reeducación neurolingüística para recuperarme de las secuelas", cuenta el sexólogo.
Para Kusnetzoff, lo que le provocó el ACV es que "estaba tomando medicación para controlar la presión y una vez que la controlé, la abandoné, cuando el tratamiento de la hipertensión debe ser de por vida para evitar que se generen coágulos".
En igual sentido, Anabel Ribotta, una ama de casa cordobesa de 59 años que sufrió un ACV a los 43, cuenta en el documental que antes de padecer ese episodio su cuerpo fue expresándose durante toda la mañana. "Me sentía muy rara, como si no fuera yo, arrastraba la lengua al hablar y sentía que tenía la mirada perdida".
"Oía que hablaban a mi alrededor y no podía prestar atención a lo que decían porque estaba como dispersa, pero nunca pensé que lo que me estaba sucediendo eran alertas de un posible ACV", puntualiza.
La mujer recuerda que ese día la habían visitado familiares, que tampoco reconocieron los síntomas. "Cuando se fueron de mi casa, yo quise lavar una papa, y al tomarla con la mano izquierda, la papa se me cae, la levanto y se vuelve a caer y ahí fue cuando la angustia me invadió por completo, porque recordé en ese momento la tasa de café que se le había caído a mi tía cuando sufrió un ACV".
"Ahí llamé inmediatamente a mi médico, quien me pide que acuda ya a la clínica y ahí me detectan un coágulo" que le estaba provocando un ACV que "lo trataron a tiempo con éxito, por lo cual no necesité rehabilitación".
Fuente: Telam
El documental, que es una coproducción del canal Encuentro con la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (Feneri), será transmitido el lunes 29 de octubre a las 22, cuando se conmemora el Día Mundial del ACV.
"Era imprescindible tener un documental como este porque hablamos los médicos y los pacientes con casos concretos sobre el ACV, sus alertas, su tratamiento y su recuperación", explicó Pedro Lylyk, presidente de la Asociación Argentina de Ataque Cerebral (AAAC).
El neurocirujano, quien preside el Feneri, rescató "el hecho de que un grupo de pacientes, algunos de ellos conocidos, nos hablen de su ACV y su experiencia junto a los médicos para que el mensaje tanto de prevención como de tratamiento llegue más rápido a todos".
En el país hay cerca de 100.000 casos nuevos de ACV por año y la mayoría de las personas desconoce los aspectos de la enfermedad. De esta manera "llega al médico cuando el episodio avanzó, lo que aumenta su riesgo de muerte y discapacidad permanente", explicó Lylyk.
"Lograr que un paciente que pasó por un ACV se muestre en un documental recuperado y hable del tema es importantísimo para concientizarnos que debemos estar alerta ante los síntomas de un ataque cerebral, para tratarlo a tiempo", reivindicó.
Lylyk recomendó estar atentos a los dolores de cabeza fuertes, pérdidas bruscas y temporales de la visión, fallas en los movimientos y al hablar "para poder ir rápido al neurólogo y averiguar si hay algún riesgo de ACV y tratarlo a tiempo".
Uno de las personas recuperadas que aportó su testimonio en el documental es el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff, de 75 años, que sufrió un ACV cuando tenía 68.
Kusnetzoff explica en el documental que la señal del ACV que tuvo "fue un dolor de cabeza tan intenso como nunca antes había sentido" y recordó que en aquel momento "estaba con mi señora, que me pidió que no vaya a trabajar y empecé a decir cosas incoherentes, sin darme cuenta de que estaba en la antesala de un ataque".
"A las horas perdí el conocimiento, estuve internado durante cuatro meses y luego de superar el ACV, unos médicos venían a visitarme a mi casa donde me realizaron tratamientos de reeducación neurolingüística para recuperarme de las secuelas", cuenta el sexólogo.
Para Kusnetzoff, lo que le provocó el ACV es que "estaba tomando medicación para controlar la presión y una vez que la controlé, la abandoné, cuando el tratamiento de la hipertensión debe ser de por vida para evitar que se generen coágulos".
En igual sentido, Anabel Ribotta, una ama de casa cordobesa de 59 años que sufrió un ACV a los 43, cuenta en el documental que antes de padecer ese episodio su cuerpo fue expresándose durante toda la mañana. "Me sentía muy rara, como si no fuera yo, arrastraba la lengua al hablar y sentía que tenía la mirada perdida".
"Oía que hablaban a mi alrededor y no podía prestar atención a lo que decían porque estaba como dispersa, pero nunca pensé que lo que me estaba sucediendo eran alertas de un posible ACV", puntualiza.
La mujer recuerda que ese día la habían visitado familiares, que tampoco reconocieron los síntomas. "Cuando se fueron de mi casa, yo quise lavar una papa, y al tomarla con la mano izquierda, la papa se me cae, la levanto y se vuelve a caer y ahí fue cuando la angustia me invadió por completo, porque recordé en ese momento la tasa de café que se le había caído a mi tía cuando sufrió un ACV".
"Ahí llamé inmediatamente a mi médico, quien me pide que acuda ya a la clínica y ahí me detectan un coágulo" que le estaba provocando un ACV que "lo trataron a tiempo con éxito, por lo cual no necesité rehabilitación".
Fuente: Telam