Desde tiempos inmemoriales el hombre busca la fuente de la juventud eterna, sin embargo parece ser muy improbable que alguna vez la encuentre. Un pormenorizado estudio matemático concluyó que el envejecimiento es inevitable, y nada se puede hacer para detenerlo.
Un grupo de científicos trabajó sobre la hipótesis de que podría ser posible disminuir los efectos celulares negativos del tiempo, eliminando aquellas células envejecidas y manteniendo las jóvenes. Sin embargo ocurre que a medida que envejecemos, algunas células dejan de funcionar y aquellas ciliadas se ablandan, ocasionando -por ejemplo- pérdida de niveles de audición.
En el otro extremo, otras células comienzan a trabajar horas extras innecesariamente, y pueden convertirse en cancerosas. Esto le ocurre a todos cuando envejecen, por más que estas células al final no causen problemas, según el trabajo publicado en la revista Preceedings of the National Academy of Sciences y reproducido por Muy Interesante.
“A medida que envejecés, la mayoría de tus células se reducen y pierden funciones, y también dejan de crecer. Pero algunas de tus células están creciendo como locas. Lo que mostramos es que si te deshacés de esas células inactivas que funcionan mal, entonces eso permite que proliferen las células cancerosas, y si te deshacés de esas células cancerosas o las ralentizas, eso permite que las células inactivas se acumulen”, explicó Paul Nelson, coautor del trabajo.
El experto indicó que estamos atrapados entre permitir que estas células inactivas se acumulen o permitir que proliferen las células cancerosas, y “no se pueden hacer ambas cosas al mismo tiempo”, apuntó.
Según los cálculos del equipo, se puede terminar empeorando las cosas si se intenta solucionar el problema del envejecimiento. “Es algo con lo que tenés que lidiar si querés ser un organismo multicelular”, cerró Nelson.