Perder grasa se ha vuelto una obsesión. Aunque, vale avisar, no es fácil. Ocurre que para lograr el objetivo, además de actividad física y una dieta prescripta por un médico, hay que tener en cuenta ciertos hábitos erróneos que no colaboran con el propósito.
Por ejemplo, no dormir lo suficiente. Cuando no se duerme durante las horas necesarias, que suelen ser unas ocho, los niveles de grelina se disparan, señala un artículo publicado por l'officiel hommes.
Esta hormona reduce el gasto de energía y estimula el hambre, y facilita la retención de grasas. Si dormís las horas necesarias, la hormona del crecimiento que se libera mientras duermes acelera tu metabolismo y la pérdida de grasa se produce de forma automática.
Otro error común es no cenar adecuadamente. La importancia de esta comida en una dieta es básica: ayuda a mantener los niveles de insulina estables durante la noche ya perder grasa de forma progresiva.
Por eso, es importante evitar los carbohidratos simples, azúcares y grasas saturadas en la cena, ya que son nutrientes que elevan los niveles de insulina en sangre.
Eso hace no solo que se detenga el proceso de pérdida de grasa sino que además estimula la ganancia de tejido adiposo. Para la cena, se recomiendan alimentos ricos en proteínas que ayudan a que los músculos se recuperen.
No ingerir grasas. ¿Cómo? El portal señala que son buenas y que, además, te ayudan a eliminar tejido adiposo. El salmón o las nueces contienen grasas saludables y de calidad.
Los frutos secos, semillas y aceites vegetales contienen ácidos grasos omega 6, que es importante consumir, así como los omega 3, que también son beneficiosos de cara a la pérdida de grasa y que encontramos en algunos pescados.