Este viernes, como cada 30 de noviembre, se celebra el Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurarí, más conocido como Comandante Andresito, el primer gobernador de origen indígena de la historia. La fecha se fijó en enero de 2015, y por ley.

Más allá de lo formal, el mate forma parte del paisaje cotidiano. No importa si estás en el trabajo o de vacaciones, en el microcentro rosarino o en la tranquilidad de Puna. Tomar mate es, también, un gesto de amistad, un sinónimo de encuentro.

El hábito de matear es incluso previo a la colonización. Los guaraníes utilizaban las hojas de la planta de yerba mate como bebida, ya que eran objeto de culto y ritual. Incluso era moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánicos como incas y charrúas.

“Caá” en lengua guaraní significa ''yerba", pero también significa planta y selva.

Según datos de 2017 del Instituto Nacional de la Yerba Mate, en la Argentina "se consumen alrededor de 256 millones de kilos de yerba mate, lo que implica un consumo anual per cápita de unos 6,4 kilos. La yerba mate está presente en más del 90 por ciento de los hogares".

Gracias a sus reconocidas propiedades antioxidantes y energizantes, tomar mate también implica incorporar al cuerpo una serie de beneficios para la salud.

"Su consumo, bajo la forma de mate tradicional aporta al organismo gran cantidad polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas. Los polifenoles actúan como un poderoso antioxidante,que ayuda aumentar las defensas y a disminuir el envejecimiento celular", destacó el organismo.

Además, "las vitaminas del complejo B ayudan al cuerpo a aprovechar mejor la energía de los alimentos ingeridos. El potasio y el magnesio son sustancias indispensables para el correcto funcionamiento del corazón y las xantinas (cafeína, teobromina) son compuestos que estimulan el sistema nervioso central;es decir, apuntalan al esfuerzo físico e intelectual".