El hombre de 56 años que fue detenido este miércoles y acusado de realizar falsas amenazas de bomba en Rosario “no es un bromista, es otra cosa”, según deslizó el director provincial de Investigación Criminal, Darío Chávez.
El funcionario dijo en el programa A diario (Radio 2) que el sospechoso tenía diez chips, lo que equivale a diez líneas telefónicas, que utilizaba en cuatro celulares “obsoletos”.
“Nadie anda con un teléfono de esos que son sólo parar enviar y recibir llamados y mensajes de texto. Eso hizo más difícil de rastrear porque no tiene tráfico de datos”, explicó Chávez.
Los investigadores debieron realizar entonces un “cruzamiento de datos porque llamaba la atención números que se repetían” en las amenazas por la presencia de explosivos que resultaban falsos.
“Una sola línea estaba a su nombre, el resto está a nombre de otras personas. Esto escapa claramente al resto de la investigación, de allanamientos y detenciones, donde estamos en la presencia de un joven bromista (en general alumnos que amenazas escuelas)”, añadió Chávez.
El director provincial de Investigación Criminal diferenció este caso: “Es otra cosa, tiene una organización y metodología de trabajo”. Adelantó que peritarán la computadora del detenido, que tiene antecedentes por amenazas y usurpación.
La audiencia imputativa se realizará este viernes y el fiscal Gustavo Ponce Asahad pediría la prisión preventiva. “Las evidencias se van a transformar en pruebas que vaa poder utilizar el fiscal para sostener una acusación”, definió.
La acusación principal contra el detenido, Adolfo G., es por una falsa amenaza de bomba contra la sede de Gobernación en Rosario el pasado 14 de septiembre. Fue detenido por personal policial este miércoles en la zona de avenida Pellegrini al 6700.