La resistencia bacteriana exige hoy mayor exactitud en el diagnóstico para evitar que se indiquen antibióticos innecesariamente, para lo cual se debe desalentar la automedicación. Aunque muchas veces, como lo advierte la doctora Mirta Castelli, médica infectóloga, “los propios médicos, al tener alguna duda y mientras se llega al diagnóstico, para cubrirnos, indicamos un antibiótico de manera empírica. Dar antibióticos por las dudas, es un error”.
¿Qué debe saber la gente?
Lo mejor para el paciente que cursa, por ejemplo, un proceso respiratorio, que son los más comunes, es saber que el 80% de los mismos son de origen viral, por lo cual no habría que apresurarse a medicarlos con antibióticos “por las dudas”.
Lo que sí debemos hacer los profesionales de la salud es controlar a ese paciente más seguido, acompañar la evolución con medidas que disminuyan lo sintomático y observarlos. Hacerlos volver al consultorio para cerciorarnos de su evolución, mientras esperamos los estudios para confirmar el diagnóstico. Allí sí, comenzamos a tratar con medicamentos al paciente. Lo que muchas veces vemos es una infección bacteriana luego de la irrupción del virus, ya que éste, primero te debilita, permitiendo la irrupción de las bacterias. Esto es muy común en las gripes.
¿Qué hacer frente a esto?
Debemos saber que nuestro organismo está habitado por bacterias habituales en estado inofensivo pero que en situaciones precisas adquieren virulencia. En un principio eran un escudo defensivo para el ser humano y luego pueden convertirse en potentes promotores de enfermedad.
Las personas de la tercera edad, al igual que los niños, ¿deben tomar mayores recaudos?
Pero para eso ya tenemos las vacunas. A los 65 años hay que inocularse. Tenemos las del neumococo que son dos vacunas. Una, la de 23 cepas que es gratuita ya que está incluida en el calendario nacional de vacunas, y otra de 13 cepas. Se pueden colocar las dos con las que cubrimos la neumonía a neumococo que es la más habitual.
¿Qué debemos hacer frente a una virosis?
Si sospechamos de ella, ir al médico para que pueda hacer el diagnóstico. Seguir las indicaciones del médico, y hacer el seguimiento a través de controles para cerciorase de que no derive de ella una infección. No automedicarse y menos con un antibiótico. Lo que sí debe hacerse es reposo, alimentarse e hidratarse y hacer el tratamiento sintomático que ha prescripto el médico; atender el dolor, a la temperatura y siempre haciendo la consulta al profesional.
¿Para quiénes son las vacunas?
Los grupos de riesgo que deben prestar mucha atención a la vacuna son los mayores de 65 años y los menores de 2. Con las dos vacunas, la de 23 cepas y el refuerzo con la de 13 cepas el adulto mayor queda protegido y no es necesario repetirlas.