En el mes de febrero Augusto viajó con su papá desde Glew a la ciudad de General Belgrano para pasar un día de pesca. Todo transcurría con normalidad hasta que algo que sobresalía de la tierra les llamó la atención. Se acercaron e hicieron pequeñas excavaciones para que ver de qué se trataba, sin imaginar entonces que acababan de hacer un descubrimiento histórico.
"Lo primero que vimos fue el borde del caparazón. Se notaba a simple vista que era como de un animal prehistórico", contó a Clarín el papá de Augusto, Matías Soto. Efectivamente, los restos fósiles que habían encontrado pertenecían a un Gliptodonte, una especie mamífera que se cree que habitó la zona hace aproximadamente diez mil años.
Ninguno de los dos había perdido el asombro ni la curiosidad por lo que habían desenterrado al volver a su casa, por lo que Soto empezó a enviarle las fotos que habían sacado a distintos expertos y así fue como llegó a contactarse con el paleontólogo Jose Marcheto, que les confirmó la importancia del hallazgo, según publicó TN.
De acuerdo a la explicación, el gliptodonte es un mamífero herbívoro acorazado, pariente de los actuales armadillos, que vivió en gran parte del Sur de Sudamérica desde hace más de 35 millones de años.
Si bien aún por una cuestión de tiempo los fósiles permanecen en el lugar donde fueron encontrados, el objetivo es desenterrarlos lo antes posible. "El Municipio colaboró con los materiales y las herramientas pero llegado el momento de la preparación y montado para la exhibición de los restos fue algo muy difícil de concretar", explicó el paleontólogo.
Ahora, Augusto quiere volver a orillas del Río Salado para encontrar a "toda la familia" del animal que descubrió. "No andaban solos, seguro que la mamá o el papá están cerca", fantasea. Y seguramente tenga razón, pero deberá esperar que culmine el aislamiento obligatorio por el covid-19.