Michel Verón ingresó al Ejército Argentino en 2016. Luego de seis años en el regimiento de infantería Monte 30 de Misiones, el cabo rindió un examen con la ilusión de obtener un ascenso. Aprobó y el 8 de julio de 2022 sus superiores le hicieron “una bienvenida” que puso en riesgo su vida y terminó con una grave lesión medular que no le permite mover piernas ni brazos.
Verón le contó a Telenoche que su idea de recibimiento no era para nada parecida a la que tuvo. “Pensábamos que era un agasajo, compartir con los camaradas después de seis años en la unidad, con gente conocida”, comenzó.
Pero apenas estuvo lista la comida, sus superiores les dijeron a los recién llegados que debían servirles como camareros. Cuando ese almuerzo terminó, comenzó la pesadilla de Michel y sus colegas.
“Nos ordenaron tomar bebida alcohólica, nos dieron un hueso a cada uno y dijeron que no podíamos soltarlo hasta que termine la bienvenida”, recordó el cabo y agregó: “En el ejército te dan una orden y la orden se cumple”.
Después de hacerlos beber gran cantidad de alcohol, los obligaron a hacer cosas tremendas sin ninguna medida de seguridad: los marearon en una cancha de voley y les ordenaron que se tiren a la pileta semi vacía. Cada vez que terminaban una orden, debían continuar bebiendo.
“La tercera vez que nos dijeron que nos metiéramos a la pileta no recuerdo si me empujaron porque caí de una forma muy mal que me lesionó la médula y me cambió la vida”, señaló Verón que le suplicó a su superior asistencia médica y la respuesta que recibió fue “sos un tierno, volvé a la pileta”. Pero la lesión del cabo no le permitía levantarse del piso. Estuvo seis horas sin ningún tipo de asistencia médica a pesar del dolor.
La víctima del bautismo siniestro se despertó luego de 21 días internado. Cuando abrió los ojos no podía mover ni piernas ni brazos. “Estaba todo intubado, no sabía qué día era”, rememoró y agregó: “Imaginate despertarte y no poder levantar los brazos, pensé que era un sueño pero no, era la realidad”.
Por el brutal caso hay ocho militares imputados por la Justicia Federal, a cuatro de ellos se lo dio de baja y al resto se le impusieron sanciones militares. El deseo de Verón es que “esto se termine. Que no haya más rituales que son negligencia por parte del personal del Ejército”. Además, pidió Justicia por él y tantos otros que debieron pasar por situaciones similares.
“Yo sé que las piernas nadie me las va a devolver, esto no se lo deseo a nadie. Dios me dio otra oportunidad y por eso estoy acá presente. Quiero disfrutar de mi familia y seguir trabajando para superarme y lograr la mayor independencia”, cerró.