Después de conocerse la condena a los ocho rugbiers por el asesinato de Fernando Baéz Sosa el lunes pasado, desde el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) precisaron algunas de las consideraciones que se tuvieron en cuenta con los jóvenes oriundos de Zárate sobre la modalidad de detención.
En ese marco, en las últimas horas se encendieron las alarmas en las autoridades del SPB por el estado de la salud mental de dos de los condenados: Máximo Thomsen y Enzo Comelli. Ambos recibieron perpetua y serían los que estarían más afectados anímicamente.
Así lo especificaron las autoridades del penal a la agencia Noticias Argentinas."Los ocho están con una medida de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen", contaron.
En ese mismo sentido, revelaron de que "hay temor de que alguno pueda suicidarse". Una de las medidas que habría provocado esta situación fue que ya no cuentan con sus teléfonos móviles. "Nos sacaron los celulares que usábamos para hablar con nuestras familias. Hablar con ellos era lo único que nos mantenía vivos", dijo uno de los ocho condenados.
Según reconstruyó el mismo medio, Thomsen y Comelli habrían requerido asistencia psicológica en varias oportunidades e incluso, habrían pedido que se les otorguen biblias y la presencia de un pastor evangélico.