Venus, de no haber sido por algún capricho de la evolución planetaria, podría haber sido la Tierra o viceversa. Los dos planetas comparten muchas similitudes, pero mientras que la Tierra es húmeda y templada, Venus tiene una superficie abrasadora envuelta en una espesa atmósfera de gases tóxicos y ácidos.
Sin embargo, según una nueva investigación, este ambiente no sería tan inhóspito. La probabilidad de que microbios puedan sobrevivir en ese entorno es baja, pero existe, y la teoría merece atención. Las nubes pueden albergar biomasa, sostienen biólogos moleculares de la Universidad de Cardiff, Reino Unido, y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Estados Unidos, según publicó la revista especializada ScienceAlert.
La perspectiva de vida en Venus cobró gran importancia en el imaginario colectivo de la Tierra desde el descubrimiento de rastros de gas fosfina en la atmósfera del planeta en 2020.
La fosfina se puede producir mediante procesos biológicos y geológicos y su detección fue objeto de acalorados debates el cual encendió un gran interés científico en reexaminar las presuposiciones sobre la habitabilidad de Venus o la falta de ella.
Es poco probable que la superficie en sí sea habitable para la vida tal como la conocemos: las temperaturas en el suelo de Venus promedian alrededor de 464 grados Celsius (867 Fahrenheit). La química de la vida requiere un solvente (aquí en la Tierra, eso es agua), y esas temperaturas son incompatibles con cualquier líquido. Pero los cielos de Venus, aunque mucho más templados, están cubiertos de nubes de ácido sulfúrico y no se pensaba que fueran mucho mejores.
Investigaciones anteriores habían demostrado que el ácido sulfúrico podría emplearse como solvente, generando la posibilidad de que haya vida, pero no en el sentido habitual, ya que el ARN y el ADN son inestables en entornos con ácido sulfúrico. Sin embargo, las bases nucleicas, componentes fundamentales de ambos, tendrían un comportamiento distinto.
Los investigadores colocaron diferentes bases nucleicas en ácido sulfúrico a una concentración de 81 a 98%, con el resto de agua. La adenina, la citosina, la guanina, la timina (elementos básicos del ADN) y el uracilo (del ARN) se mantuvieron estables durante varias semanas a una temperatura ambiente que rondaba entre los 18 y 21 °C, similar a la de las nubes de Venus.
Esto significa que, en teoría, las mismas bases nucleicas podrían soportar las nubes de ácido sulfúrico de Venus.