No ocupan grandes titulares pero existen, aunque haya que buscarlas con lupa. Hay buenas noticias en tiempos del coronavirus, noticias que alivian como los chaparrones pasajeros en esos días infernales del verano.
Llegó la primavera al hemisferio Norte y en el primer día de la nueva estación no hubo casos en la ciudad china de Wuhan, donde en diciembre comenzó el brote de Covid-19. Si bien son muchos los muertos en estos tres meses (3200), más de 71 mil personas recibieron el alta según cifras oficiales.
De hecho, el gigante asiático logró frenar los casos de coronavirus: ya suma tres días consecutivos sin nuevos contagios locales y registra muy pocos importados. Lentamente, el este intenta volver a la normalidad. Aún no abren colegios ni negocios, pero hay más gente en la calle y hasta en las horas pico hay algo parecido a atascos de tráfico, aunque leves.
Mientras las fronteras del resto del mundo se cierran, China se abre a las tareas solidarias y envía ayuda sanitaria a los países más afectados de Europa, como Italia, España y Francia. Y cuando puede, a algunos más. A Grecia, por ejemplo, mandaron más de un millón de mascarillas. El gobierno de Serbia, al que también están dando una mano, se queja de que “la solidaridad europea no existe”. La Unión Europea se queja, a su vez, de que “la solidaridad estadounidense no existe”. Más allá de todos esos debates, China reparte materiales para luchar contra el virus y hasta envía médicos. Para muchos, estos gestos van a implicar un quiebre en la geopolítica mundial.
Lejos de los tradicionales papers que toman años en elaborarse y publicarse, la comunidad científica internacional comenzó a intercambiar información de otras maneras para agilizar el proceso de creación de una vacuna. La Federación Internacional de Fabricantes Farmacéuticos estimó que demorará entre 12 y 18 meses. La organización explicó que los principales laboratorios están desarrollando kits para detectar el virus que sean más baratos y más específicos que los que existen en la actualidad.
En medio del caos, un milagro en Irán. Una mujer 103 años que tenía el virus, se recupero y se curó. De hecho, ya volvió a su casa. La paciente estuvo en un hospital de la ciudad de Semnan, que queda unos 180 kilómetros al este de Teherán. Fue "autorizada a salir del hospital después de haberse recuperado completamente", aseguran medios iraníes, que citan a Navid Danayi, director del centro hospitalario universitario de esa ciudad.
Hollywood quiere tener su parte en las buenas noticias, por supuesto. Los responsables de la famosa serie Grey's Anatomy, drama médico más largo de la televisión estadounidense, anunciaron que iban a sumar su granito de arena en la pelea contra el coronavirus. No, no van a enviar a los actores que hacen de médicos a ningún hospital, que no cunda el pánico. Sus productores donaron todo el vestuario de los doctores ficticios de Seattle a hospitales.
Lo confirmó la productora ejecutiva del show, Krista Vernoff. Y lo mismo hizo Estación 19, spinoff de Grey’s Anatomy que cuenta historias de bomberos. Su utilería fueron donadas a los bomberos locales.
El refrán de “No hay mal que por bien no venga” se aplica a la Argentina. El Fondo Monetario Internacional considera necesario un "alivio sustancial" de la deuda del país para hacerla sostenible. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, aseguró que “será necesario un alivio sustancial de los acreedores privados” para la deuda argentina de manera de restablecer la sostenibilidad de la misma, teniendo en cuenta la capacidad del país de atender sus compromisos.
Así lo publicó el organismo en una nota técnica sobre la sostenibilidad de la deuda pública de Argentina, destinada a servir de guía a las partes involucradas en la compleja situación de la deuda argentina, a pedido de las autoridades argentinas.
También hay buenas nuevas a nivel local. Un grupo de emprendedoras rosarinas de zona oeste comenzó a producir barbijos que venden a 24 pesos, en paquetes de 100, 500 y 1000. Ocho mujeres integran Delas, que comenzó a trabajar como tal el año pasado, como parte del Centro de Emprendedores Oeste, dependiente de Economía Social. Karina Acevedo es la coordinadora: "Ante la falta de insumos y la pandemia del coronavirus nos pusimos a fabricar barbijos. No buscamos un gran rédito económico, ni sacar beneficio de una desgracia, sino aportar nuestro granito de arena", contó.
Por su parte, estudiantes y profesionales graduados en la Universidad Pública de Rosario se unieron para formar una empresa. Trabajarán en forma paralela y en alianza para generar prototipos que permitan fabricar respiradores artificiales de bajo costo. Las experiencias de Italia y España demuestran que se trata de un elemento clave para tratar a los pacientes más afectados por el Covid-19. La UNR realizó una inversión inicial de dos millones de pesos y gestionó ante autoridades locales y nacionales los permisos necesarios y posibles nuevos aportes para el avance de la iniciativa. A fin de mes estarían los primeros prototipos, se elaborarían unos 100 aparatos por semana.