Este miércoles se conoció la noticia del fallecimiento del padre Joaquín Núñez, el cura franciscano que desde la capilla del barrio de Bella Vista, en el corazón de la zona oeste de Rosario, siempre habló de los estragos que produce la droga y el negocio del narcotráfico en los jóvenes y en la población más vulnerable de la ciudad. 

La noticia se conoció este miércoles a través del perfil de Facebook que tenía el cura. El provincial de orden que integraba el padre Núñez, el padre Emilio Andrada, ofició esta mañana la misa de cuerpo presente en la parroquia San Francisco Solano de Rosario. El sepelio se llevó a cabo en el cementerio de la ciudad de San Lorenzo.

Núñez fue un histórico referente de Opción por los Pobres dentro de la Iglesia Católica, ligado a los curas villeros que fueron perseguidos y secuestrados durante la última dictadura militar. De hecho, fue detenido cuando realizaba su tarea pastoral en Chaco en 1974 y recién fue liberado cinco años después, luego de pasar por varias cárceles. 

En la década del 80 se instaló en Rosario, primero en la iglesia de Mendoza y Avellaneda. Pero el cura quería internarse en los barrios más castigados por la pobreza y se mudó a Bella Vista Oeste, donde levantó la capilla, el comedor San José Obrero y su modesta casita, en la que vivió hasta su muerte en las últimas horas. 

Joaquín con su grupo de trabajo, hace algunos años en su casa de San Francisquito (Facebook)

Joaquín Núñez mantuvo una estrecha y cariñosa relación con el periodista y diputado provincial Carlos Del Frade, que le dedicó un sentido mensaje en Instagram tras su muerte: "Ahora, mientras asoma San Cayetano, la información dice que Joaquín piantó para otro lugar del universo. Fue el cura que bautizó a nuestras dos hijas en la humilde parroquia de Caa Cupé, en San Francisquito, en el profundo oeste rosarino; el que denunció el avance de la droga destruyendo a la pibada a fines de los años noventa"

Del Frade lo definió como "un verdadero cristo cotidiano que porfió por la unidad de los cartoneros a través de una cooperativa y los derechos de los pueblos originarios". Y finalizó: "Chau querido y admirado Joaquín. Te queremos muchísimo".

En una nota que le dio a Rosario3 en el año 2009, ya hablaba en forma descarnada de lo que ocurría en los barrios marginales de la ciudad: “Estamos velando a los muertos de la droga en la capilla; también cuidamos a los que quedan con graves secuelas”, decía.