Hay conocimientos que probablemente nunca se apliquen pero que es importante tenerlos. Así piensa Carla, una moza de un restorán de Funes que gracias a eso, el fin de semana pudo salvarle la vida a un cliente que se había atragantado mientras comía.

Todo sucedió el domingo al mediodía en el local ubicado en Fuerza Aérea y Suipacha de la ciudad vecina, donde el personal y los demás comensales se vieron alertados de la situación por los gritos de la familia de un hombre de 93 años que no lograba respirar.

Carla, de 21 años, no iba a ir a trabajar ese día, pero finalmente lo hizo y por suerte estaba allí: rápidamente se acercó y se ofreció para asistir a la víctima del ahogamiento, ya que sabía lo que había que hacer.

Ayudada por otra persona, dada la diferencia de contextura y peso entre ambos, tomó al hombre desde atrás y cruzó los brazos entre su torax y abdomen para presionar de manera indicada para desobstruir sus vías respiratorias.

“Le hicimos la maniobra un par de veces y recuperó la conciencia súper rápido, lo sentamos y le dimos agua. Es la maniobra de Heimlich, la aprendí en el colegio acá en Funes, en un curso de RCP”, contó la heroína de la jornada en diálogo con Telenoche (El Tres).

Al rato llegó la ambulancia pero el trabajo principal ya estaba hecho. “Me dijeron (los médicos) que si no hubiera sido todo en esos minutos, capaz no hubiéramos podido ayudado”, dijo Carla, que recibió un agradecimiento del hombre y de su familia, que al rato se retiraron y se llevaron sólo una anécdota.