Más de 260 millones de personas adicionales podrían caer en la pobreza extrema en 2022 como consecuencia de la pandemia de covid-19, el aumento de las desigualdades a nivel global y el incremento desorbitado de los precios de los alimentos, todo ello exacerbado por la guerra en Ucrania, según denuncia Oxfam en un informe publicado este miércoles.
De acuerdo con el informe, publicado con motivo de las reuniones de primavera del Banco Mundial y el FMI en Washington DC, un total de 860 millones de personas podrían vivir en situación de pobreza extrema (con menos de 1,9 dólares al día) para finales de este año.
Esto también se reflejaría en los niveles de hambre a nivel mundial: el número de personas que padecen desnutrición podría alcanzar los 827 millones este año, apuntaron desde la confederación internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales.
Basándose en los estudios del Banco Mundial, Oxfam ahora estima que solo el aumento de los precios de los alimentos a nivel mundial sumiría en la pobreza extrema a 65 millones de personas más, alcanzándose un total de 263 millones adicionales este año, lo que equivale a las poblaciones del Reino Unido, Francia, Alemania y España juntas.
"Si no se toman medidas radicales e inmediatas, podríamos estar ante el mayor aumento de los niveles de la pobreza extrema y sufrimiento de la humanidad del que se tiene constancia", advierte la directora de Oxfam Internacional, Gabriela Bucher.
Además, criticó la falta de cooperación de los sectores más ricos de la sociedad: "Este panorama es aún más desolador si tenemos en cuenta los billones de dólares acaparados por un puñado de hombres poderosos sin ningún interés por frenar esta escalada".
En el mes de febrero, los precios de los alimentos a nivel global marcaron un nuevo récord, superando el alcanzado en la crisis de 2011. Mientras, los gigantes del petróleo y el gas están registrando beneficios récord, algo que se prevé que también suceda en el sector de los alimentos y las bebidas.
El informe de Oxfam destaca que numerosos Gobiernos están en riesgo de impago de la deuda, lo que los obliga a reducir de forma drástica las inversiones públicas para poder pagar a los acreedores e importar alimentos y combustible.
El incremento del precio de los alimentos supone el 17% del gasto de los consumidores en países ricos, pero este alcanza el 40% en el África subsahariana. Incluso en las economías ricas, la inflación está exacerbando las desigualdades: en los Estados Unidos, el 20% más pobre de las familias destina el 27% de sus ingresos a adquirir alimentos, mientras que el 20% más rico, tan solo el 7%.
"Rechazamos la idea de que los Gobiernos no tienen fondos o medios suficientes para sacar a todas las personas del hambre y la pobreza y garantizar su salud y bienestar. Por el contrario, lo que sí vemos es una total falta de creatividad económica y voluntad política para hacerlo", subraya Bucher.
Para abordar la crisis de desigualdad extrema que amenaza con revertir los progresos en la lucha contra la pobreza de los últimos 25 años, Oxfam presentó las siguientes recomendaciones:
- Introducir impuestos sobre la riqueza de manera temporal (aportes extraordinarios) y recurrente para sostener la recuperación tras la pandemia de covid-19
- Aplicar impuestos sobre los resultados extraordinarios derivados de la crisis por parte de grandes corporaciones
- Cancelar los pagos de la deuda a los países en desarrollo que precisan de ayuda urgente
- Incrementar los fondos de ayuda y destinar nuevos fondos a sufragar la respuesta en Ucrania y para la acogida de personas refugiadas
- Reasignar al menos 100.000 millones de dólares en derechos especiales de giro (DEG) sin que esto suponga más deuda o la imposición de medidas de austeridad para el conjunto de los países.
- Adoptar medidas para proteger a las personas frente al aumento de los precios de los alimentos y crear un fondo global de protección social para ayudar a los países más pobres