Ricardo Darín sorprendió al hablar sobre uno de los momentos más terribles de su vida: cuando en 1991 estuvo preso tres días por ser acusado de contrabandear una camioneta desde Paraguay mediante un régimen impositivo destinado a personas con discapacidad. Fue absuelto en 2001. 

Reflexivo, al tocar el tema, Darín indicó que “tardaron diez años en averiguar a qué me dedico yo. ¿Es un poco raro, no? Es raro. Es raro porque en esa causa que nunca fue del todo aclarada... yo tengo mis propias opiniones al respecto. A mí me usaron para tapar algo".

“¿Quién compra contrabando en cuotas?”, ironizó al recordar la conversación que tuvo con el juez de lo penal y económico Enrique Lotero. Fue entonces cuando apuntó que usaron su nombre para distraer a la sociedad de otras cosas. “Había algo muy gordo que estaba ocurriendo", dijo. 

Perseguido mediáticamente, el acontecimiento le cambió la vida. “Mi integridad, mi forma de ser, mi educación, me impedían salir a la calle porque yo quería explicárselo a todo el mundo, uno por uno, por la calle”, reveló. El actor decidió aislarse, refugiarse en el hogar y quedarse cerca de quienes no lo traicionaban. Algunos amigos, incluso, se distanciaron. “Los escuché decir en televisión: «El caso de los ricos y famosos». Y el único que estaba en la picota era yo”, recordó. 

Florencia Bas, esposa de Darín, le insistía para que salga del encierro porque "la gente te quiere, te conoce” pero él sostenía que no le daba "el cuero" para hacerle frente a lo ocurrido. Tiempo después, lo convenció. Y fueron juntos a una función de teatro. Al terminar la obra, vio los ojos de una mujer en silla de ruedas que no dejaban de mirarlo. Pensó en esquivar la situación y salir por otro lado, pero se detuvo y volvió a mirarla a los ojos. Ella le sonrió y le dijo algo que lo marcó para siempre: “Yo confío en vos antes que en la justicia argentina. No tengas vergüenza”.