Hay quienes guardan el primer mechón de pelo que le cortaron a su hijo o hija. O sus dientitos. Hay quienes incluso se las ingeniaron para colgarse esos dientitos al cuello y llevarlos cual amuletos. Y ahora, comenzó a avanzar en Rosario una tendencia que hace poco reflotó Agustina Kämpfer, pero que desde hace un tiempo se trata de abrir paso en Argentina y en otros países, sobre todo europeos, es bastante común: las joyas maternales. ¿Qué son? Piezas a base del material genético de la mamá o del bebé: leche materna, placenta o cordón umbilical. Kämpfer, por ejemplo, se hizo dos anillos y un dije con su plancenta y el cordón umbilical de Juan, su primer hijo, hoy de casi 2 años.
En Rosario, hay una joyería que comenzó a incursionar en este tipo de piezas hace dos meses y desde entonces tomó unos dos pedidos por semana. Se dedican, por ahora, a hacer dijes a partir de la leche materna para cadenitas, aritos o anillos. Damián, el joyero, contó en Radiópolis (Radio 2), cómo es el proceso para convertir la leche en una piedra.
“Es largo porque hay que deshidratar la leche, solidificarla. Después se desintegra y se le añaden productos para darle más transparencia y brillo, sin perder la naturalidad de la leche. Se pule y se engarza”, resumió.
La piedra no pierde su color blanco aunque se puede teñir. Para hacer un dije promedio se necesitan unos 15 milímetros de leche, el equivalente a dos cucharadas. El valor oscilará de acuerdo al diseño, tamaño y el metal que se quiera.
“El valor agregado es incalculable para nosotros”, cerró Damián.