Facundo tiene 36 años y hace 11 que trabaja como chofer del transporte urbano de pasajeros en Rosario. El jueves por la noche, mientras circulaba en servicio por Santa Fe y Felipe Moré, le tocó vivir en carne propia un violento asalto a mano armada de una pareja que, según recordó, se había subido en el centro. Después del susto y de haber salido ileso, relató que, al darse cuenta de que estaban robando, aceleró, vio que uno sacaba un arma y se agachó para protegerse. El disparo salió, pegó en la mampara de la cabina y luego en el parabrisas.
“Me salvó la mampara, tenía el raspón de la bala”, contó este viernes en el programa De Boca En Boca (Radio 2), más tranquilo porque nadie resultó herido, ni él ni los aproximadamente 15 pasajeros que llevaba en ese momento, pero preocupado por un hecho más de inseguridad que se dio en la ciudad.
Facundo logró reconstruir la secuencia completa, desde que los ladrones abordaron el colectivo, en Maipú y Córdoba, hasta que empezaron a robar e intentaron bajar, ya en Santa Fe y Felipe Moré, en la zona oeste. “Creo que eran tres delincuentes, para mí ya venían pispeando que podían robar. Parecía que venían de pescar, con cañas y cajas. Antes de llegar a Santa Fe y Paraná, algunos se bajan y otros siguieron dos cuadras más”, explicó.
Cuando tocaron el timbre para bajar, el chofer recordó que les vio por el espejo retrovisor “un arma en la mano” y que les estaban robando a los pasajeros: “Acelero, no veo que me apunta a mí, veo que saca el arma y hace el disparo, me agacho, aprieto el freno y abro la puerta de adelante, se bajan ahí los pasajeros y los delincuentes se bajan por atrás y se van por la vía”.
El estruendo del balazo lo dejó aturdido, nervioso y con miedo, por eso le costó volver a encender el coche. El impacto del disparo quedó marcado en el parabrisas del colectivo, pero luego también descubrió que había “un raspón” en la mampara que separa su puesto de manejo del resto de la unidad.
En los pocos segundos que duró la escena lograron robar tres teléfonos celulares, según los testimonios posteriores de los pasajeros.
Inseguridad, avisos entre compañeros y "cumplir el deber"
El chofer asaltado expresó que trabajó mucho tiempo durante la noche y que es la primera vez que atraviesa una situación de este tenor. “Sí pasa que a veces te tiran piedras para que pares, pero sacar un arma y tirar un tiro, no”, aclaró.
Consultado sobre si los coches tienen cámaras de videovigilancia, explicó que, por lo general, los que hacen servicios nocturnos “están obligados a tener cámaras” pero que el suyo “no está caratulado” de esa forma, pese a que el hecho ocurrió alrededor de las 22 del jueves, de noche. Además, cuentan con un botón de pánico para utilizar en situaciones de emergencia.
Las jornadas de trabajo transcurren entre mensajes y avisos entre los compañeros ante situaciones o movimientos sospechosos, la forma en que encontraron para intentar prevenir hechos de inseguridad como el del jueves.
Facundo agradeció la cantidad de mensajes que recibió de los demás choferes del transporte urbano rosarino y también no haber sido “uno más” víctima de la inseguridad. “Llego y lo abrazo bien fuerte al gordo”, dijo que pensó tras salir ileso al imaginar su vuelta a casa.
“Entiendo que somos un servicio público, pero tampoco veo una manera de brindarnos cierta seguridad, ellos ven la jugada y te roban antes, es inevitable”, analizó en relación a cómo prevenir situaciones de robo como la que vivió.
Los choferes de la empresa Movi interrumpieron el servicio durante algunas horas en forma de protesta y luego la actividad se normalizó. Durante el viernes habrá una reunión entre los representantes de la UTA, el ministerio de Seguridad provincial y, posiblemente, la Municipalidad, aunque para Facundo nada cambiará y esta noche volverá a manejar el 115: “Hoy me tocan algunos servicios, vamos a salir a cumplir con el deber”.