Una especial muestra artística se destaca desde la reciente Noche de los Museos, ya que comparte casi una centena de obras plásticas de diversa técnica, y todas tienen como eje que fueron realizadas por más de 20 usuarios del sistema de salud mental a lo largo de los últimos 20 años. Dragones, retratos, paisajes, animales extraños, iglesias formadas con palabras de fuego, retratos de Van Gogh, son algunas de las expresiones que funcionan, en un diálogo de los pacientes con "el afuera", en una apuesta al arte en su capacidad creadora.
Enciclopedia del Inconsciente es el nombre de la muestra, y la escultora y artista plástica Fabiana Ímola la pensó a partir de la experiencia recogida durante varias décadas en talleres de arte en salud mental, primero en la Colonia de Oliveros, y desde 2017 en el área de Salud Mental del hospital Eva Perón de Baigorria. El Centro Cultural Fontanarrosa exhibe en su salón del subsuelo (que se puede apreciar desde la explanada externa también) la colorida muestra desde el pasado viernes y hasta el 3 de noviembre. Y para quien guste ahondar, el jueves 31 de octubre, a las 18, se realizará un conversatorio donde participará la curadora junto a los psiquiatras y psicólogos que trabajan con los artistas.
Por visibilizar el arte de ciudadanos, muchas veces relegados al borde de la sociedad, la muestra va en sintonía con la exposición de los jóvenes en situación de calle en el museo Macro con juguetes encontrados en su cirujeo cotidiano.
Lápices, pasteles al óleo, acuarelas y biromes de colores son algunos de los varios materiales que se usaron a lo largo de los años en los talleres que Fabiana ha coordinado. Entre las imágenes pictóricas se destacan San la Muerte, dos lunas crecientes que se reflejan en un lago con un paisaje que parece Marte, un retrato en rojo de un hombre tanguero llamado El sátiro, y la cruz de la pacha mama con una motosierra.
“Juan es un joven de barrio Alberdi que se atiende en Baigorria, y dibujó varias imágenes de estilo manga. Alejandra usó varias técnicas y pintó las caras de Vincent Van Gogh y la del cartero”, compartió la curadora a Rosario3, sobre los artistas participantes, con la satisfacción que aún degusta tras la apertura de la muestra.
La vasta producción de Brizuela
Con fondos que emulan iglesias, y formas trazadas a través de palabras en tipografías puntiagudas (siempre con biromes azul, negra, verde o roja), la obra de Aníbal Brizuela es la que predomina a lo ancho de casi toda la pared central, con una veintena de sus obras. El famoso artista plástico dibujaba en su pabellón en Oliveros desde hacía años cuando Ímola detectó sus creaciones. El hombre, a sus 60 años, fue impulsado en una carrera próspera de proyección nacional e internacional: una galería de París le compró parte de su obra para exponerla. Y gracias al dinero que cobró por la carrera que hizo, vivió sus últimos años externado del psiquiátrico y con una vida autónoma hasta su muerte. El film Tanke Papi de Rubén Plataneo visibilizó su historia desde 2011, y se puede ver en la web Cinear. “Brizuela dibujaba todo el día, era el art brut que descolló (ausencia de formación artística). En su técnica primero estructuraba la hoja con el dibujo. Hacía las figuras geométricas con módulos que eran creados con cds o tapas de termos. Y después, agregaba los textos a modo de mensajes, que hay de islas Malvinas, de narcotráfico, del amor, de religión, de cosas que leía o que escuchaba dentro del hospital”, recordó la curadora y su descubridora. Consultada sobre el concepto de esta muestra, Ímola explicó que "no se busca que el paciente haga arte terapia, sino que despierte sus capacidades creadoras y transmitan un deseo. En la psicosis, el ello, el yo y el superyó se desatan, y la estructura psíquica de la persona queda desarmada. En los talleres, la actividad artística funciona de lazo que une esos tres aspectos, acotando su sufrimiento y creando una nueva producción de subjetividad. El padecimiento hace un corrimiento y el sujeto se encuentra con el deseo, la creación, la puesta en escena colectiva. Ser reconocido por el otro, en tanto producción de imagen. Al exponer su obra, la operación es colocarse fuera de uno: ellos se posicionan como artistas, y aparece un nuevo sujeto: de la locura pasan a tener nuevas posibilidades como artistas en su vínculo social. Es un movimiento subjetivo muy grande, que ahora a partir de la inauguración veremos cómo repercute en su terapia. Por lo pronto fueron reconocidos como un otro, más allá del rol del paciente. Buscando contribuir a la construcción de escenarios simbólicos que inviten a reflexionar sobre nuestra ciudad y su identidad, la Enciclopedia del Inconsciente propone la imagen de una ciudad en la que las cosas sucedan de otro modo: la importancia de crear lazos a través del arte. En busca de dar cuenta del concepto de esta muestra, Franco Ingrassia, instructor de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental del hospital Escuela Eva Perón, estableció que todos los actores sociales de la ciudad tienen algo para decir. “Las cosas sucederían de otro modo si la locura fuera realmente acogida en la vida cotidiana. Si existiera una zona social de grupos, de redes, de conglomerados, donde la locura formara parte integrante del tejido comunitario”, citó a Francois Fourquet en el libro Un comienzo que no termina. “En estas palabras, escritas hace ya casi medio siglo, se cifran esperanzas e insistencias que van tejiendo, sostenida y comunitariamente, esas zonas sociales donde la locura sea realmente acogida en la vida cotidiana”, finalizó. Ímola recordó que diez años atrás fue la primera gran muestra, Enciclopedia Oliveros, y cada año se realizaba también en el espacio cultural El Levante de Ricchieri y Salta. Y ahora, para esta edición, le agregó el inconsciente, ya que “son imágenes que crearon desde ese lugar psíquico”. “Sucede que desde hace mucho, hay talleres en el área cultural de la colonia de Oliveros, pero a los enfermeros y psiquiatras se sumaron trabajadores sociales, psicólogos y artistas, en busca de la desmanicomialización, y desde entonces, son muchos los talleres de diversas artes. Yo entré a brindar talleres de artes plásticas en 1989, y estuve allí hasta 2017, que fui trasladada para dar artes en Salud Mental del hospital Eva Perón de Baigorria”. De las 100 obras que se pueden ver en el Fontanarrosa, unas 29 son de usuarios de Oliveros. Algunos ya fallecieron, y otros no pudieron acercarse a la inauguración. El resto de la obra se compone de una veintena producida por Brizuela, y luego hay cuatro por cada artista, jóvenes de entre 20 y 30 años. En torno a cómo experimentaron la inauguración de su muestra los artistas el pasado viernes, Fabiana contó que los vio emocionados, compartiendo con sus familiares, y aclaró: "Venían preparándose estos meses en sus tratamientos para ese momento. Y fue muy emotivo que haya venido mucha gente por la Noche de los Museos”. “Una mujer vino a saludarme y no la reconocí. Era una ex usuaria de Oliveros, que estaba muy cambiada. Ahora vive en una casa asistida. El paso de haber salido del manicomio a vivir en ese chalet con otros pacientes externados, es impresionante", recordó.El concepto Enciclopedia del Inconsciente