El coronavirus no sólo dejó muertos, enfermos y desempleados en 2020. La pandemia debilitó el lazo ya desgastado entre la escuela y los alumnos que sin poder asistir a las aulas debieron seguir adelante con el ciclo de forma virtual y remota. No fue fácil mantener vivo ese vínculo y unos 15 mil niños y adolescentes de la denominada Región Sexta del Ministerio de Educación de Santa Fe quedaron en el camino: algunos dejaron de participar de los “meet” o “zoom” y muchos más mantuvieron una relación de idas y vueltas, tan oscilante como irregular.
A pocos días de lanzarse el programa Verano Activo, el referente local de Educación provincial, Osvaldo Biagiotti, resumió en relación a estos chicos y chicas: “Los más vulnerables son los más afectados”. En contacto con Rosario3, el funcionario confirmó: “Son de escuelas que nos dicen que en junio o en agosto perdieron conexión, desde que no entregaron los trabajos hasta que no contestaron los Whatsapp de los profesores. Indudablemente los listados de estos alumnos son de escuelas ubicadas en las zonas más vulnerables”, dijo y precisó: “En Rosario, pertenecen a los barrios Las Flores, Empalme Graneros, Nuevo Alberdi, Tablada, chicos de la comunidad quom. Éstas son las áreas donde se incrementan los chicos desvinculados, no tanto en el centro y el macro centro”.
Según el delegado regional, el distanciamiento de la escuela “se acrecentó después del receso de invierno, en las dos primeras semanas de julio fue cuando se comenzó a percibir cierta dificultad para mantener el vínculo, sobre todo en la secundaria”, advirtió y analizó: “El factor de la promoción no se puede desconocer, esto de para qué preocuparme demasiado. En las escuelas donde el mensaje fue más categórico en donde se explicó que por más que la promoción esté asegurada se iban a tener que acreditar los saberes en febrero y marzo”.
Sin embargo, el fenómeno “es multicausal porque hay una vulneración de derechos sociales y económicos, marginalidad de recursos materiales y de conectividad que es innegable”, destacó Biagiotti, quien añadió: “También hay cuestiones afectivas de índole emocional que tienen que ver con el apoyo familiar, de adultos que tienen dos trabajos precarios, que se la pasan changueando, cirujeando, y los chicos no cuentan con ese seguimiento”.
“Ha sido frustrante no poder contactarse con esos chicos, por el vínculo afectivo que es el sustento de lo pedagógico y porque los más vulnerables son los más afectados”, apuntó y aclaró: “No es que salimos ahora a contactar a familias cuyos niños y adolescentes están desvinculados y no hubo otro intento. La idea es dar una continuidad a todo el sistema y aprovechar el verano para buscar ese lazo, ver qué le pasa a Catalina, qué pasó con Juan Pablo, que nos dijeron esto y aquello y lo vamos a corroborar en territorio, ver si están dispuestos a seguir y acompañarlos para que puedan volver de la mano de los profes a la escuela de la que se distanciaron”.
Una vez que el verano se termine, “vacunación de por medio, el desafío es recuperar la presencialidad”, confirmó y adelantó: “La idea es que vuelvan a la escuela con burbujas y que pase. determinadas horas y alternándose. Ése es el horizonte”.
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