Las nubes corren rápido esta mañana de enero en Rosario. Abajo, todo sucede más lento, al ritmo de los comienzos de año en la ciudad. En el barrio Ludueña, más precisamente en Teniente Agneta y Casilda, el tiempo se detiene a las 10 en punto, la hora del encuentro en el templo de la pastora Viviana, un cubo de ladrillos vistos y techo de chapa que a pesar de su desprovista sencillez, es una fortaleza. Nada de rezos ni cantos al Señor, hoy se congregan jóvenes y niños, también algunos adultos, convocados por el gobierno provincial a través del programa Verano Activo. Están ahí porque de alguna u otra manera quieren retomar los estudios, darle cuerda a sus propios relojes, a veces detenidos en el año.
Las escuelas cerradas por el coronavirus en 2020 –decisión que despertó gran controversia social y encendido cruce político– debilitaron el ya frágil vínculo entre los alumnos y la escuela. El Ministerio de Educación de Santa Fe confirmó que en la Región Sexta (Rosario y las localidades y comunas ubicadas en el “taco de la bota” a la que se asemeja el mapa santafesino) 15 mil niños, niñas y adolescentes de los barrios más vulnerables, se apartaron de sus instituciones educativas, ya sea de forma esporádica o permanente. A estos chicos y chicas, el gobierno provincial intenta llegar para tender nuevos puentes que faciliten su regreso a los estudios. La idea es aprovechar el verano para hacerlo a través de actividades recreativas y deportivas, y en este acercamiento poder descubrir qué les está pasando.
Pero antes, hay que buscarlos y tocar a sus puertas para que salgan. Mónica, es referente territorial y tiene esa tarea en el Ludueña, donde vive y también dirige el centro comunitario Garidar. “Los jóvenes y niños te abren la puerta quieren aprender, necesitan alimento y hacer cosas. Se les dificulta muchísimo, tienen necesidades básicas que no pueden satisfacer, un solo celular para toda una familia con 3 chicos. Yo terminé quinto año ahora, de grande, porque tuve un chiquito y no pude estudiar. Yo les digo que estudiar te da amplitud” comentó cargada de entusiasmo a Rosario3. “Yo les digo a ellos que si la Provincia le acerca oportunidades que las aprovechen, nunca es tarde y menos en esta época. Estamos en un lugar donde falta todo, no es como en el centro. Acá hay una realidad que no la ven. Vienen, dicen dos palabras lindas y se van y la gente queda esperando”, completó.
Marisa tiene 30 años y al igual que sus tres hijas está cursando el secundario. “Todas estudiamos en la casa, es un orgullo para mí llegar a algo, es lindo tener un título, algo bueno”, sostuvo. También es referente territorial del Verano Activo y tiene por delante la tarea de encontrar a los chicos “desconectados” para que se sumen al programa, como Nair, de 20 años, que dejó la escuela hace tiempo o la pequeña Jazmín que claudicó de las clases virtuales de 4° grado ante la dificultad que significa la virtualidad, tanto para ella como para su mamá Tamara.
Gustavo y Carina son los encuestadores. La pareja encabeza la recorrida por los estrechos pasillos del caserío de lata y cartón. Los siguen Moni, Marisa, Tamara y los otros convocados hoy en el templo. Todos se suman a la búsqueda de alumnos y alumnas “desenganchados” cuyos nombres conforman una nutrida lista. A sus puertas sin timbres se acercan y hacen sonar las palmas para preguntarles a ellos o a sus familiares – según quiénes acudan al llamado– cómo están, por qué dejaron la escuela, qué necesidades tienen y si quieren engancharse de nuevo y volver a la escuela.
“Recorremos casa por casa, hacemos la convocatoria y conocemos la realidad de la gente. Les preguntamos por qué dejaron, acá tenemos una gran problemática que es la droga y los robos, entonces hacemos lo posible para ir juntando esa gente y rescatarlos como podemos. Pero somos escuchados cuando les decimos lo valioso que es estudiar”, manifestó Mónica en medio de la recorrida y agregó contundente: “Les digo que no desaprovechen el tiempo y se los muestro con el ejemplo”.
“Este programa intenta revincular a los chicos con la escuela a través de distintos lazos educativos, pero también se piensa en torno a lo laboral, lo productivo y lo social”, explicó Camilo Scaglia, director de Desarrollo Social y continuó: “Esta cuestión multidisciplinaria le permite al Ministerio de Educación saber un poco más, si ese chico está o no participando, cómo es el contexto familiar, ese el detrás, esa historia de vida, esa problemática puntual que lo atravesó durante la pandemia. Y en esto, hay un gran rol de los referentes territoriales. Cada familia conoce a ese referente que vive ahí y respira y conoce las particularidades de cada una”.
Sobran los motivos
“Hay algo que da y permite la escuela que no lo da otro establecimiento o institución de la sociedad civil. Te junta con otros y compartís experiencias, y al no tenerlo se trastocó todo”, analizó el funcionario en local en relación a las razones por las que los chicos se desvincularon de la escolaridad en pandemia. "Se sumaron complejidades en las casas de estos chicos, violencia familiar, de género, el hecho que los chicos vieran las problemáticas socioeconómicas de sus padres, el papá y la mamá saliendo a cartonear porque perdieron sus trabajos. También la situación habitacional, en la mayoría de las casas hay varios chicos o varias familias incluso”, precisó.
Isabel Bufarini, otra de las referentes territoriales del programa, consideró en ese sentido: “Es increíble la cantidad de chicos que tenemos que visitar, no han podido seguir las clases porque no tienen la facilidad de un celular, no tienen los elementos”, observó. “La tarea que tenemos por delante es titánica”, advirtió a continuación, pero consideró con esperanza: “Los chicos quieren comenzar y retomar, no tienen noción de lo que quieren ni de lo que están viviendo. Necesitan amor, contención con mucha charla, darle actividades para que descubran lo que les gusta y puedan expresarlo”.
Verano Activo
El programa comenzó el lunes 4 de enero pasado. La idea es “jugar, disfrutar y aprender” con actividades coordinadas por profesores de educación física durante enero, mientras que desde febrero se sumarán docentes para hacer una suerte de diagnóstico de la situación de los alumnos tras el complicado período de 2020.
Durante el lanzamiento del plan a fin de 2020, el gobernador Omar Perotti detalló: “Esto es algo nuevo, no está escrito en ningún manual cómo se hace, después de una pandemia, para volver a vincularnos con los chicos. Nos toca enfrentarlo y hacer una experiencia innovadora”.
“Nuestro objetivo es hacer visible y concreto el derecho a la educación. Al principio de la gestión nos planteamos el desafío que ninguno de nuestros chicos y chicas esté fuera de la escuela. Ese desafío se ha redoblado con la pandemia, que expuso crudamente una realidad de falta de conectividad con cada uno de los alumnos y docentes”, agregó el mandatario.
Y señaló que “el proceso ahora nos lleva, otra vez, a algo inédito, que es generar actividades desde distintos lugares para ver cómo conseguimos llamar la atención y volver a concentrar ese vínculo educativo”.
Y completó que la idea es “salir a buscar a los chicos para estudiar y acotar ese margen de desigualdades”.
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