Argentina obtuvo el campeonato mundial de fútbol después de 36 años y dos de las principales figuras del equipo son rosarinos. Si bien el contexto parecía ser el ideal para que los futbolistas sean reconocidos en su ciudad con un festejo popular, finalmente esto fue descartado por varios motivos, uno de ellos fue la decisión de las autoridades de no molestar a los jugadores y dejarlos descansar.
Sin esta posibilidad, rápidamente empezaron a surgir distintas iniciativas para hacerle saber tanto a Lionel Messi como a Ángel Di María y Ángel Correa, el orgullo que representan para los rosarinos. Así fue como desde el Concejo se plantearon diversas propuestas para distinguirlos, una de ellas fue la creación de una “llave de la ciudad”, que representaría el galardón máximo que puede entregar el municipio.
Lo cierto es que la actividad legislativa ya terminó este año y, salvo una convocatoria a extraordinarias, recién volverá a activarse en marzo del 2023.
En medio de la euforia mundialista, desde Radio 2 abrieron el juego sobre qué otras alternativas se pueden pensar para distinguir a los rosarinos que formaron parte del equipo, sobre todo Messi y Di María que tuvieron destacadas participaciones en los partidos definitorios.
Una de las propuestas que fue tomando forma al aire es la de ponerle Lionel Messi o Ángel Di María a alguna de las calles de la ciudad. Algo similar ya se anunció que se iba a hacer en Pujato con el DT campeón del Mundo, Lionel Scaloni.
Pero para que esto ocurra hay una serie de requisitos a cumplir que, salvo que se haga una honrosa excepción, impiden también que se concrete este homenaje.
Según pudo averiguar Rosario3, los cambios de nombre en calles y nombramientos de nuevas arterias de la ciudad tienen una ordenanza, la 4.473 de 1988 y dependen de la comisión de Nomenclatura del Concejo, que también decide sobre la instalación de monumentos en espacios públicos.
Ese espacio de trabajo no solo lo integran concejales sino que también representantes del área de Catastro de la Municipalidad, de la Sociedad de Historia de Rosario, de la facultad de Humanidades de la UNR y del Museo Histórico Provincial Julio Marc.
Allí es a donde recaen todos los pedidos de imposición de nombres a avenidas, calles, pasajes, paseos, parques, plazas, plazoletas, rotondas, barrios, edificios públicos, sectores o bienes públicos de competencia de la Municipalidad de Rosario, como así también sobre la instalación de todo tipo de monumentos.
De acuerdo a la ordenanza vigente, para poder poner el nombre de personas vivas a calles de la ciudad, primero es necesario hacer una detallada justificación que luego es evaluada por un comité de expertos. En el caso de obtener el visto bueno, es necesario contar con los votos de dos tercios de los concejales para poder aprobarlo.
En tanto que si el reconocimiento es para personas fallecidas, la normativa establece que tienen que haber pasado como mínimo cinco años de su deceso y a partir de ahí se puede aprobar con mayoría simple.
Pero además además de lo que establece la reglamentación escrita sobre qué es lo que se tiene en cuenta a la hora de analizar el nombramiento de una calle o la instalación de un monumento, desde hace muchos años hay un acuerdo tácito entre todos los integrantes de la comisión sobre el criterio a seguir.
Una de las premisas en las que todos acuerdan es en no poner el nombre de personas vivas en arterias de la ciudad. Esto casi descarta la posibilidad del reconocimiento a los campeones rosarinos.
Pero además de esto, en la comisión se analizan también otras cuestiones que tienen que ver con el impacto que puede generar la decisión legislativa de cambiarle el nombre a una calle de la ciudad. Para esto desde el área de Catastro de la municipalidad realizan un informe sobre las posibilidades concretas de que se dé el cambio y cómo esto puede afectar a los vecinos que viven sobre esa traza vial.
Hay que tener en cuenta que el cambio de nomenclatura obliga a los vecinos a modificar la dirección en sus documentos, facturas y contratos que tienen a su nombre. De acuerdo a la normativa, si el pedido no lo hacen los propios vecinos de esa zona, es necesario abrir registro de oposición entre las personas domiciliadas sobre esas calles para saber si están o no de acuerdo con modificar su domicilio.
A eso se le suma una cuestión cultural y de costumbre que hace difícil modificar los nombres de las calles. Un ejemplo de esto se da con Presidente Perón que hace más de 25 años que lleva ese nombre y sin embargo muchos la siguen mencionando como Godoy.
Por todo esto es que prácticamente ya no se recurre al cambio de nombres y se apunta más a mencionar nuevas arterias de la ciudad. El problema que muchas veces radica en esto es que, por cuestiones demográficas, cada vez son menos las calles nuevas que se abren y cada vez más sobre los límites municipales algo que atenta contra el objetivo de darle centralidad a las personas a agasajar.
Pero además, volviendo a la idea de ponerle Messi o Di María a una calle de Rosario, aparece otro requisito que se acordó hace poco tiempo y tiene que ver con la paridad. Como sucede en prácticamente todas las ciudades y comunas del país, la mayoría de las calles tienen nombres masculinos. Esto fue advertido por la comisión de Gobierno del Concejo que acordó priorizar los nombres de mujeres para las nuevas arterias que requieran una identidad.
Con este panorama, la propuesta de reconocer a los campeones rosarinos con el nombre de una calle también empieza a perder fuerza. La alternativa que podría darse es la misma que se utilizó para destacar al Negro Fontanarrosa y el cantautor Joan Manuel Serrat que tienen cada uno un paseo a su nombre y se cruzan en una emblemática esquina de la ciudad.