Juliana Pascualini, una beba rosarina de siete meses que padece displasia broncopulmonar severa, está luchando por su vida dentro de un sanatorio, ya que su obra social, según denuncian sus padres, se niega a brindarle la internación domiciliaria por "falta de prestadores". "Estamos viviendo un infierno; necesitamos recuperar la normalidad en nuestra familia", confió la mujer. 

La historia comenzó el 18 de octubre de 2022, cuando su mamá, Celina, estando embarazada de Juliana, fue internada de urgencia al contraer coronavirus, diagnosticada con neumonía bilateral. Fue ingresada a terapia intensiva, con intubación y respirador artificial.

Para el 27 de octubre, su salud había empeorado a tal punto que su vida se encontraba en riesgo y le practicaron una cesárea de urgencia. Juliana nació prematura con 30 semanas de gestación y en un pésimo estado general por los medicamentos que le suministraron a su mamá.

La niña pesó 1.230 kilos y debió ser reanimada por más de 40 minutos; además padeció neumotórax y quedó internada en la unidad de cuidados críticos.

El sábado 12 de noviembre le realizaron el cierre quirúrgico del Ductus que comunica la arteria pulmonar con la aorta, pesando tan solo 1.100 kg, procedimiento en el cual sufrió un segundo neumotórax.

Luego de ello, comienza a padecer crisis convulsivas y “desplomes” repentinos en la frecuencia cardíaca y respiratoria, que requerían maniobras de reanimación. Finalmente, a mediados del mes de diciembre, les informaron a sus padres que esos “desplomes” se debían a crisis de hipertensión pulmonar y la diagnosticaron con Displasia Broncopulmonar Severa, ya que desde su nacimiento estuvo conectada al respirador artificial.

Celina, contó a Rosario3 que luego de esa pesadilla, su bebé fue trasladada al Sanatorio de Niños con un estado delicado, ya que llevaba dos meses intubada. “Mi hija respondió bien a dichas pruebas de ventilación no invasiva, pero las mismas no la dejaban tomar el biberón"; sostuvo. Luego los médicos procedieron a realizar la cirugía para traqueostomizarla.

La lucha a contrarreloj, venía avanzando cada vez más. El mismo sanatorio le solicitó a la prepaga Swiss Medical en febrero, la internación domiciliaria de Juliana pero ese proceso llevó un largo tiempo, que aún no se pudo concretar, y Juli pelea por su vida.

Después de pasar por varios procesos de internación, en los cuales la familia consideraba que los profesionales "no eran de confianza", la mamá denunció: “Las enfermeras en primer momento no sabían atender a mi hija”. El 11 de marzo, en el poco tiempo que estuvo internada en su casa, por la madrugada, el respirador y el saturómetro sonaron fuertemente: la bebé estaba sin respirar. 

“Mi esposo comienza a bolsearla mientras yo llamo a urgencias. La enfermera no realizó ninguna otra maniobra e intervinieron nuestros vecinos para ayudarnos, quienes salieron a la calle a pedir ayuda y al arribo de la ambulancia. Nuestra hija estuvo muerta 7 minutos, estaba de color gris, lábil y no respiraba. Ingresó en paro cardiorrespiratorio al Sanatorio de Niños, donde fue asistida por el equipo de UTI quienes lograron reanimarla devolviéndole la vida", describió.

“La internación en UTI se prolongó desde ese momento hasta el 17 de abril inclusive, ya que debido al paro sufrió descompensaciones en su cuadro de hipertensión pulmonar”, contó Celina. 

“El 17 de abril, Juliana es externada del Sanatorio de Niños y se hace cargo de la internación domiciliaria la empresa EnCasa, previa solicitud de nuestra parte a Swiss Medical para que cambien el prestador, ya que insistían en que la internación se renovara con Activar Servicios de Salud y solicitamos que el nuevo prestador contrate al menos una parte de los enfermeros del Sanatorio de Niños, debido a la nefasta experiencia anterior que por unos minutos terminó con la vida de nuestra hija”, puntualizó la mujer. 

La familia Pasculini hace meses, sigue luchando para tener nuevamente una internación domiciliaria para su hija. Solo estuvo días compartiendo con sus papás y su hermanito de seis años. "Él solo la conoce por fotos", remarcó. 

“A nosotros en mayo nos dijeron «no se va a llevar a cabo la internación domiciliaria en ese momento porque aún no cuentan con personal para realizarla» y que si queríamos que los profesionales (que paradójicamente no tenían) se queden en nuestro domicilio, les paguemos de forma particular”, continuó.

“Luego de ello, realizamos muchísimos reclamos por mail, WhatsApp y telefónicos a Swiss Medical, quien recién el 19 de mayo nos informa que la empresa EnCasa había renunciado a continuar prestando el servicio de internación domiciliaria de Juliana y que ningún prestador nos quiere como clientes porque «somos demasiado exigentes» al pretender que nos envíen personal calificado para la atención del cuadro de nuestra hija”, advirtió. 

Al día de hoy, Juliana pelea, pero no se rinde. “Está varada en la unidad de terapia intensiva en el Sanatorio de Niños y nosotros estamos agradecidos con ellos, pero no es su lugar para vivir, ella tiene una casa y con los riesgos de que esté ahí, Juli no se rinde. Pedimos con desesperación a Swiss Medical la internación domiciliaria correspondiente, ya que nosotros pagamos como todos los meses 100 mil pesos y no tenemos respuestas. Hace más de 10 días nuestra hija debería estar en casa”, concluyó Celina angustiada.

Cabe remarcar, que Juliana, tiene Certificado Único de Discapacidad y que según Celina, la bebé no cuenta con las vacunas de calendario y la obra social no autorizó la aplicación de su vacuna Synagis contra el virus que causa bronquiolitis y al tener displasia broncopulmonar severa, la coloca en una situación de extremo riesgo para su vida.