Startup rosarina patentó junto al USDA un herbicida natural y se lanza a desarrollarlo

Junto al Departamento de Agricultura de EEUU, la empresa producirá un herbicida biológico biodegradable para control de malezas. Su CEO, Gustavo Sosa, cuenta los proyectos que se vienen

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Inbioar es una empresa biotecnológica rosarina que hace diez años comenzó a explorar las propiedades de una serie de organismos vivos muy particulares: las plantas que crecen al costado de la banquina de los caminos y rutas. A través de diversas investigaciones y pruebas, comprobaron que los extractos de las mismas podían usarse como bioherbicidas para la protección de cultivos, ayudando a su resistencia y a reducir el impacto ambiental que generar los agroquímicos.

"Nosotros decimos que hay un tipo de maleza que es la Ammi Visnaga que produce dos compuestos llamados visnagina y kelina, los cuales funcionan como herbicidas pero con la diferencia de que son biológicos. Se los conoce como "aleloquímicos" y tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de otras plantas", contó a Ecos365 Gustavo Sosa, CEO de Inbioar e ingeniero forestal.

Con la idea de crear una serie de productos a base de estos principios e innovar dentro la industria agro, cinco años atrás la firma acudió al Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en Oxford, donde conocieron a Stephen Duke, un renombrado científico que los invitó a trabajar en su laboratorio con la meta a escalar el proceso científico.

Esta sinergia dio lugar a un paper que fue publicado y que le permitió a Inbioar solicitar el patentamiento del hallazgo junto al organismo americano. Finalmente, el pasado martes 10 de Agosto recibieron un llamada que les confirmó que el trámite iniciado años atrás había sido aprobado y la patente lograda.

Ventajas de los bíoherbicidas

Hoy en día, la empresa forma parte del Grupo Rosental, quienes se asociaron para invertir y desarrollar este proyecto cuando el mismo era tan solo una idea incipiente. Además de Sosa, el resto del equipo se encuentra compuesto por la biotecnóloga Lucía Travaini, la ingeniera Agrónoma, Lara Svendsen y el técnico en Agricultua Imanol Milano.

Según Travaini, lo innovación que plantean y que los hizo merecedores de una autoría compartida con el USDA, fue el hecho de que la familia de plantas con las que trabajan ya era conocida por otros usos en la industria farmacéutica pero "nunca nadie las había usado como bíoherbicidas". 

Planta Ammi Visnaga usada por Inbioar.

Sosa explicó que entre las ventajas de los herbicidas naturales se encuentra el hecho de que reducen los niveles de contaminación que generan los agroquímicos ya que si se aplica un producto sintético la maleza muere al rato pero el líquido permanece meses en el suelo porque tarde mucho tiempo en degradarse.

"En ese lapso llueve y el agua lo transporta a distintos lugares como, por ejemplo, a un río que luego es utilizado por personas. A su vez las malezas se acostumbraron a este tipo de químicos, generaron resistencia y ya no son tan efectivos, lo que nosotros proponemos preserva la biodiversidad y ahorra costos.", detalló el científico.

Planes a futuro

Desde Inbioar contaron que a pocos días del gran logro se contactó con ellos una empresa de Alemania. La misma está interesada en co-desarrollar un herbicida biológico aprovechando todo el know how de la rosarina y poniendo a disposición la tecnología para concretar el proceso productivo y comercial.

"Este nuevo socio que apareció nos va a permitir generar estabilidad y avanzar hacia un proceso de formulación del producto, concretar los estudios de toxicidad ambiental, el registro comercial y todos los pasos previos a salir al mercado", contó Travaini. A futuro, el equipo podría pasar a vivir de las regalías que esta empresa les otorgará por su comercialización.

Por fuera de este proyecto, la firma estableció un acuerdo con la compañía Gowan Company para replicar el trabajo de recolección y extracción de las plantas con las que trabajan en el suroeste de Estados Unidos. Según contó Sosa, ellos se dedican a comercializar agroquímicos a nivel global pero no tienen herbicidas biológicos por lo que les solicitaron que sean parte del grupo de I+D allá, financiándoles el viaje y dos años de trabajo.

"Desde un galpón ubicado en Bv Seguí y Pueyrredón un grupo de cuatro personas, como somos quienes conformamos la empresa, logró llegar muy lejos y marcar presencia a nivel global. Esto también se debe a nuestros inversores, a Rosental que siempre creyó en nosostros y a la Aceleradora Litoral que nos permitió expandirnos al mundo", cerró Sosa.

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