Con proyectos en Uruguay y Paraguay, y la firme decisión de consolidarse fuerte en Perú donde ven una gran oportunidad, María de los Ángeles Milicic consideró que el 2022 puede ser el año de internacionalización definitiva de la empresa de la que es directora y gerenta general. Con importantes iniciativas en minería y litio, llevadas adelante a partir de fuertes inversiones en equipos, maquinarias y la ampliación de su sede en Rosario, la firma comienza a explorar el negocio del hidrógeno verde, sin descuidar tampoco su origen vinculado a la construcción privada. Para atacar todos estos frentes, Milicic no se cierra a la llegada de algún socio a la compañía. A continuación, la entrevista exclusiva con Ecos365.
- ¿Cómo se vislumbra este 2022 para Milicic?
- Arrancamos el 2022 con muy buenas perspectivas. Pensamos el negocio nuestro en función de cómo se ha movido la macro a nivel nacional, de los mercados que se desarrollaron. En este último tiempo nos enfocamos más en obra para el sector privado. Tenemos muy bajita participación en el área pública, no quiere decir que no vamos a hacer nada, sino que vamos a ser más selectivos, también de los proyectos en los que participamos. En función de que podamos agregar valor.
- En el último tiempo han diversificado mucho las operaciones. ¿En qué área están poniendo más énfasis?
- Estamos más enfocados en minería, que tiene gran potencial para el país y afuera, tanto en minería metalífera, de litio y cementera. De la primera hay proyectos grandes por empezar a desarrollarse en San Juan, donde nuestra empresa cumple diez años. En litio, tenemos un proyecto en Catamarca. Ahora es el momento del litio, porque se trata de una energía que después se va a reemplazar. En cementera, trabajamos con Cemento Avellaneda en Olavarría y San Luis. También tenemos contratos con YPF en el mercado de gas. En energía hubo una vuelta de proyectos eólicos y renovables, algunos interesantes, porque Cammesa dio espacio para que puedan vender energía. Tenemos expectativas de avanzar con alguno de ellos este año. Si bien se trata de todas iniciativas privadas, hay que cumplir con muchos estándares de seguridad, financieros, de clientes, que terminan siendo barrera de entrada para algunas empresas.
- También han pisado fuerte en Uruguay, Paraguay y Perú. ¿Puede ser este el año de la internacionalización definitiva de la empresa?
- Seguimos trabajando en Uruguay, en Paraguay también tenemos algo. Estamos asociados con dos empresas paraguayas. En Perú abrimos una oficina y estamos cotizando el primer proyecto. Uruguay y Paraguay son mercados más chicos para el tipo de obra que hacemos nosotros, que nos dedicamos más a la industria pesada, en cambio en Perú queremos desarrollar algo para quedarnos. Este puede ser el año de la internacionalización de la empresa. El objetivo es tener un contrato en Perú y crecer más el año que viene. En ese país, después de lo que pasó con la causa del Lava Jato y el Club de la Construcción, se fueron muchas empresas brasileñas y quedó abierta una oportunidad importante para nosotros.
- Daría la sensación de que todo Latinoamérica ofrece grandes oportunidades, más allá de que el mundo está complicado por la postpandemia y ahora por la guerra, ¿no?
- Latinoamérica tiene un gran potencial de crecimiento a partir de que tenemos también recursos que el mundo va a necesitar. En ese sentido, hay una oportunidad, incluso para inversores de afuera. Argentina tiene su complejidad por el tema de las divisas, pero otros países ven a Latinoamérica con más interés. Hoy el mercado a nivel global está complejizado porque hay problemas para la provisión de insumos, para la logística. Por más que tengas dinero, el equipo, las maquinarias son difíciles de conseguir, porque los plazos son largos. Estos proyectos demandan tiempo. Argentina necesita el desarrollo de estos proyectos. Mi papá siembre dice que la minería puede ser la soja argentina en unas décadas. En Perú representa el 40% del PBI y en Argentina no llega al 5%. Por eso el potencial es muy grande, se tienen que acomodar algunas variables.
Por lo pronto nosotros seguimos invirtiendo en herramientas de producción que conocemos, hay una inercia del mundo después de la pandemia que no logró recuperar el nivel de producción para hacer frente al nivel de demanda de insumo, de materia prima. Faltan insumos a nivel global, hay equipos que demoran un año en entregarse en Japón o China y después tenés que hacerlo entrar al país. Lo que hay disponible tiene precios imposibles.
- Hablabas del mercado del litio, de la oportunidad de aprovecharlo ahora mismo. ¿En qué proyectos están trabajando? ¿Ves la posibilidad de industrializar la producción nacional?
- Para Milicic el litio resulta interesante porque implica mucho movimiento de suelo e inversión. Es un mercado en el que hay menos desarrollo de proveedores, y el proyecto en general y los procesos productivos son más sencillos que en otros con gran potencial, pero más complejos como puede ser Vaca Muerta. En el litio se hacen grandes piletas de evaporación y se exporta. Hoy no hay cómo agregarle valor desde Argentina, el procesamiento se hace en China, y de ahí van a empresas que lo trabajan. Hoy estamos en un proyecto donde el litio va a baterías para autos eléctricos. No sé si nosotros podemos competir con China en eso.
- Al litio lo ves más como algo pasajero, no definitivo, ¿no?
- Con este cambio de matriz energética a nivel global, el litio está pensado como energía de transición hacia otras más sustentables como el hidrógeno. En este cambio, hay oportunidades para el desarrollo de empresas. Tenés que cambiar a tiempo para no quedar afuera.
- ¿Están explorando el tema del hidrógeno verde?
- Está un poco verde ese tema. Hay algunos proyectos en el país, y nosotros venimos viéndolo, porque todo ese sistema se sostiene en la generación de renovables y eólica. Hay movimiento de suelo, obra civil, cada base de aerogeneradores es como hacer un edificio de 600 m2 de hormigón. Hicimos más de 200 bases en 2018 y 2019, el 25% del total de parques eólicos que se hicieron en el país. Después del litio se va hacia el hidrógeno.
- En todos estos proyectos de litio, minería, juega mucho la sustentabilidad. ¿Cómo se están manejando con eso?
- Desde hace años a esta parte trabajamos con la sustentabilidad, promoviendo el desarrollo de comunidades locales, para que gente del lugar desarrolle capacidades, empleando mano de obra local a la que formamos. Cuidando además la sustentabilidad en el impacto que genera al medioambiente. Hacemos una medición de la huella de carbono desde hace tiempo y ahora lo haremos con un organismo externo, con el compromiso de mitigar el impacto que se genera. Nuestro negocio es la construcción, pero la cadena debe ser sustentable porque eso genera un impacto a la hora de tomar financiamiento, porque quienes miden el riesgo de tu negocio lo toman en cuenta, y en los mercados donde trabajamos los clientes te lo exigen. Si bien competimos con precio, nuestro valor está en ofrecer licencia social, cuidado de recursos. Trabajamos también la cuestión de género, para ser una empresa más inclusiva en este sentido. Así nos alineamos a lo que el mercado demanda. En salud y educación hay más desarrollo de mujeres. Hay menos inserción en trabajo más pesado, donde está el desafío.
- ¿Y en construcción privada cómo están?
- Empezamos un proyecto de construcción privada pese a que se lanzó en un momento complicado, en la previa a la pandemia. Así y todo marcha bien, ahí somos inversores, no constructores. Pero mientras tanto estamos invirtiendo en equipos, varios millones de dólares al año que este año superaremos. Debemos ser la empresa más equipada a nivel nacional para el movimiento de suelo masivo, con más de 1200 equipos propios, 200 camiones, más de 100 excavadoras, hasta camiones fuera de ruta. Por otro lado, en Rosario tenemos proyectado ampliar el edificio de oficinas, después de la compra del predio de Acindar, al que se puso en valor.
- ¿Sumarías algún socio a Milicic?
- Yo no digo que no, habría que ver precios y de quién se trata. No estoy cerrada a esa alternativa. Aunque la decisión sería familiar. Pero debe ser alguien con quien te sientas cómodo para trabajar. También podríamos abrir el capital para tener parte pública. La información nuestra es pública, salimos a mercado, por eso esto sería un pasito más como forma de financiarse. Es que alternativas de financiación para empresas grandes son complicadas, tenemos financiamiento de proveedores externos desde hace tiempo, pero no es fácil por el riesgo que implica para otros invertir en Argentina. Por eso si nos diversificamos internacionalmente, mejoramos crediticiamente.
En Uruguay y Paraguay es más difícil estar más permanente porque son mercados más chicos, y por el tipo de industria que apunta más al sector agroexportador. Hay oportunidades con proyectos grandes, pero además esos países tienen constructoras grandes, que atienden su demanda. Hay mucho para construir en PH pero no es a lo que nos dedicamos nosotros.
- ¿Cómo están en materia de personal? ¿Ampliaron la plantilla después de la pandemia?
- Actualmente estamos arriba de los 2200 empleados, superamos la prepandemia. Teníamos en marzo de 2020 unos 1.791 empleados, y después nos achicamos a 1.100. Hoy crecimos fuerte.
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