La semana en que Argentina sorprendió: Muestra de resiliencia en medio del pánico mundial?

Mientras el mundo tambalea, Argentina desafía las expectativas y se afianza con un peso fortalecido, la motosierra y una economía que parece despertarse

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El lunes pasado, el mundo entero parecía al borde del abismo, pero en medio de este caos, Argentina desafíó las expectativas convirtiendose en un inesperado aunque frágil "refugio de valor". Sí, lo leyeron bien. Mientras los mercados globales se desplomaban y la volatilidad hacía estragos en las economías más robustas, la semana para los activos argentinos fue la mejor en meses. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Acaso estamos ante una nueva Argentina? Quizás no sea el momento de sacar conclusiones apresuradas, pero los signos de que algo está cambiando en nuestra querida y caótica patria son cada vez más evidentes.

Lo que está ocurriendo aunque puede ser algo ficticio, es notable. A pesar de la tormenta financiera global, el peso argentino, históricamente símbolo de inestabilidad, logró mantenerse firme e incluso se apreció un 2% en una de las semanas más volátiles del año. Esto, en gran parte, se debe al control cambiario que el gobierno sigue aplicando rigurosamente. El cepo cambiario ha jugado un papel crucial en contener la volatilidad de nuestra moneda, permitiendo al peso mantener su valor y el Banco Central adquirir USD 86 millones, una hazaña destacable en el contexto actual.

Pero el impacto positivo no se limita al peso. La recomposición de las cuentas públicas, aunque aún un proceso complejo y lleno de incertidumbres, muestra señales de progreso. Las recientes medidas, como la eliminación de la obligatoriedad de inscribirse en el Registro de Información Cambiaria y el aumento del monto diario para operaciones cambiarias sin preaviso, podrían ser el preludio a una flexibilización gradual del cepo. Además, el cierre de organismos como el INADI y ECOVINA, la eliminación de retenciones a sectores clave y la reducción de impuestos reflejan un esfuerzo por achicar el Estado y estimular la inversión.

La famosa “motosierra” del gobierno sigue en acción, con bajas impositivas cada vez más notorias. En lugar de buscar competitividad a través de una devaluación, la estrategia parece ser una fiscalidad más amigable. Los últimos indicadores económicos sugieren que esta estrategia podría estar dando resultados. El índice de construcción (Construya), por ejemplo, ha registrado un crecimiento del 35,1% desde su punto más bajo, y un aumento mensual del 12,1%. La reactivación del sector inmobiliario y el repunte en las ventas de vehículos también apuntan a una posible recuperación económica.

Sin embargo, el futuro sigue siendo incierto. Los riesgos, desde la volatilidad internacional hasta la fragilidad estructural de nuestra economía, persisten. Pero hay motivos para el optimismo. Las inversiones anunciadas en el sector minero, especialmente en Salta con proyectos que suman USD 9.000 millones, son un buen augurio. El litio, en particular, está atrayendo el interés de grandes empresas como First Quantum y POSCO. Además, la recuperación en la actividad pesquera y el crecimiento del 8,2% en la producción minera durante el primer semestre del año son signos positivos.

En cuanto a la deuda pública, el gobierno está en tratativas con el Banco Santander para una operación de repo, que podría aliviar temporalmente la carga financiera. Aunque el monto en discusión de USD 1.000 millones es pequeño en comparación con los compromisos futuros, representa un paso hacia una posible reentrada en los mercados de deuda. La tasa propuesta, SOFR + 550bps, actualmente se sitúa en 10,84%, alta pero necesaria para cualquier financiamiento externo.

¿Qué podemos esperar a futuro? En un país como Argentina, donde la incertidumbre es constante, es difícil prever el camino exacto. No obstante, los recientes desarrollos sugieren que Argentina podría estar en un aunque sospechoso, punto de inflexión. La fortaleza del peso, la recuperación económica incipiente, las reformas fiscales y las inversiones en sectores clave son señales alentadoras. ¿Será esto suficiente para sacar al país del estancamiento y hablar del nacimiento de una nueva Argentina? Solo el tiempo lo dirá.

Por ahora, lo que está claro es que Argentina sigue demostrando su capacidad de adaptación y resiliencia. La semana pasada nos ha mostrado que, en este país, nunca se deben subestimar las sorpresas y que la reinvención es siempre una posibilidad. A seguir atentos a los próximos movimientos, porque en Argentina, el próximo capítulo promete ser tan emocionante como impredecible.

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