“Estamos cruzando un puente inestable, sin red”: la advertencia de Esteban Domecq en una semana de máxima tensión económica. En un exclusivo evento organizado por Nasini en el rooftop del hotel Savoy, el economista Domecq trazó un crudo diagnóstico de la economía argentina: un país que, a pesar de haber evitado el colapso nominal, enfrenta un delicado equilibrio entre una estabilización precaria, una fragilidad cambiaria y un calendario electoral que impide tomar decisiones de fondo.
“Hoy la Argentina no tiene reservas, no tiene crédito, no tiene moneda ni reputación. Y con todo eso igual está cruzando un puente. ¿Milagro? Puede ser. Pero es un milagro que se puede romper en cualquier momento”, lanzó Domecq ante un auditorio de empresarios y financistas atentos al más mínimo detalle.
El economista mostró cómo, desde 2011, la economía argentina no crece y cómo esa caída sostenida del ingreso per cápita en relación al mundo explica buena parte del malestar social y la volatilidad política. “Esta es una economía sin resultados visibles en más de una década, y eso te dinamita la credibilidad. Por eso la motosierra fue vista como esperanza”, graficó.
Uno de los puntos más críticos de su análisis fue la apreciación cambiaria. “El dólar está barato. No es una buena noticia. Hoy no hay turismo receptivo, los exportadores están perdiendo margen, las reservas no se acumulan. El tipo de cambio está en zona baja, y eso nos deja vulnerables”, advirtió.
En este contexto, Domecq subrayó el impacto del cambio en los precios relativos como uno de los efectos más disruptivos del programa económico. “Muchos sectores que estaban en su mejor momento hace un año, hoy están en crisis. Y al revés, algunos que parecían quebrados, hoy respiran”, explicó.
Entre los que pasaron de estar bien a estar mal mencionó a la construcción, que, con un dólar anteriormente “explotado”, mostraba costos históricamente bajos en dólares.
“La construcción vivió su primavera con insumos regalados en términos relativos. Hoy, con un tipo de cambio más bajo y precios más sincerados, ese margen se esfumó. Y eso explica parte del freno actual”, detalló.
También mencionó sectores como gastronomía, hotelería y consumo masivo en zonas fronterizas, que experimentaron un boom por la llegada de turistas extranjeros y hoy enfrentan una caída abrupta. “Antes nos invadían los chilenos y uruguayos. Hoy no entra nadie”, ironizó.
Por el contrario, hay rubros que resucitaron con el nuevo escenario. Domecq destacó a la industria textil —no como producción local, pero sí como comercio—, y sobre todo al turismo emisivo, que vive un auge con argentinos viajando al exterior gracias al dólar “barato” y tarifas aún no ajustadas al nuevo esquema. “Están de fiesta. Brindan con champagne”, dijo sobre las agencias de viajes.
Además, puso el foco en sectores estructurales como minería, energía, agroindustria, real estate y servicios profesionales, que muestran una dinámica positiva y creciente. “Hay una Argentina dinámica que está empujando en serio. Si el agro —nuestro Dibu Martínez— ataja, y la defensa energética sostiene, esta economía puede salir”, aseguró con una metáfora futbolera.
Sobre el vínculo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Domecq fue claro: “La negociación se trabó porque lo que necesita la economía no es lo que necesita la política. Y viceversa. Pero si no hay acuerdo, hablamos de otra Argentina”.
El economista también remarcó que, mientras algunos sectores productivos comienzan a reactivarse, otros siguen en caída. “Hay una recuperación en marcha, pero con sectores que no están jugando. Hay que mirar la foto completa.”
La conclusión fue tan simple como potente: “Este es un puente entre una economía rota y una economía que puede crecer genuinamente. Pero hay que cruzarlo entero. Y todavía faltan siete meses claves. El problema es que no hay margen para una recaída. Hay que mantener el rumbo, sin errores.”
Domecq cerró con una reflexión sobre el nuevo modelo económico que emerge: “No hay más lugar para fases expansivas artificiales con gasto público y consumo. Eso fundió al país. Lo que viene es inversión, productividad y competitividad. O no viene nada”.
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