Mercados en tensión: Oportunidades de inversión ante la ralentización económica y la inflación

Inflación a la baja, consumo resistente y mercados volátiles: Análisis completo de la economía global y las tendencias a seguir para tomar decisiones de inversión

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Los mercados globales enfrentan un escenario de tensión económica y geopolítica que afecta tanto a las economías avanzadas como a las emergentes. Los datos recientes apuntan a una resiliencia sorprendente del consumidor estadounidense, a pesar de las dificultades impuestas por las políticas monetarias más restrictivas. La Reserva Federal ha mantenido una postura agresiva en el aumento de las tasas de interés, lo que ha elevado los costos de financiamiento y reducido la capacidad de ahorro que previamente fue inyectada artificialmente durante los programas de estímulo de 2020 y 2021. Sin embargo, a pesar de este entorno más restrictivo, el consumo en Estados Unidos ha superado las expectativas, con un crecimiento del 2,9%, lo que ha llevado a una revisión al alza del PIB de 2,8% a 3% anualizado.

La inflación también ha mostrado señales de desaceleración. El indicador preferido por la Reserva Federal, el PCE (Personal Consumption Expenditure), ha caído al 2,5%, lo que sugiere que las presiones inflacionarias están disminuyendo gradualmente. Si bien la inflación subyacente, que excluye energía y alimentos, se mantiene en 2,6%, aún por encima del objetivo del 2%, la tendencia es favorable. Esto respalda la idea de que la Fed podría comenzar a considerar recortes de tasas en un futuro cercano, siempre y cuando el mercado laboral no se deteriore significativamente. En este contexto, los datos de empleo a publicarse este Viernes serán cruciales, y se espera que desempeñen un papel importante en las decisiones de la Fed sobre el ritmo y la magnitud de los recortes. Hay una creciente especulación de que la Fed podría recortar las tasas en 50 puntos básicos en lugar de los 25 puntos esperados, dependiendo de los datos que se publiquen.

En Europa, la situación es más compleja. La inflación general ha disminuido, pasando del 2,6% al 2,2% interanual, impulsada en gran medida por la caída de los precios de la energía y los alimentos. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye estos componentes volátiles, apenas ha mejorado, cayendo solo de 2,9% a 2,8%. A pesar de esta tendencia positiva, se estima que el Banco Central Europeo (BCE) no alcanzará su objetivo del 2% hasta finales de 2024 o incluso 2025. Por el lado positivo, la tasa de desempleo en Europa ha alcanzado mínimos históricos, mejorando en una décima para situarse en 6,4%. Sin embargo, el sector manufacturero continúa en niveles recesivos, con un PMI de 45,8, todavía lejos del umbral de 50 que marca la expansión económica.

En Japón, los datos económicos sugieren un empeoramiento generalizado. La tasa de desempleo ha aumentado del 2,5% al 2,7%, y el consumo ha caído del 3,8% al 2,6%. Estos datos reflejan una ralentización en la economía japonesa, lo que ha obligado al Banco de Japón a considerar nuevos aumentos en las tasas de interés para contener las presiones inflacionarias. La inflación general se mantiene en 2,8%, y la subyacente en 2,7%, ambas por encima del objetivo del 2%, sin señales claras de mejora en el corto plazo. Este panorama sugiere que Japón podría estar entrando en una fase prolongada de ajustes monetarios mientras trata de equilibrar el control de la inflación con el crecimiento económico.

En China, los datos económicos también son preocupantes. El PMI compuesto ha disminuido ligeramente de 50,2 a 50,1, lo que sugiere una estabilidad frágil en la economía. Sin embargo, cuando se desglosa, el sector manufacturero muestra un deterioro más pronunciado, con un PMI de 49,1, indicativo de una contracción en la actividad. Por otro lado, el sector servicios ha mostrado una mejora marginal, subiendo de 50,2 a 50,3. Estas cifras reflejan las dificultades que enfrenta China para mantener su crecimiento, especialmente en un contexto de ralentización económica global y una persistente crisis en el sector inmobiliario que sigue lastrando la recuperación.

En el ámbito geopolítico, las tensiones continúan escalando, especialmente en el conflicto entre Israel y Hamas, así como en la guerra entre Ucrania y Rusia. La falta de progresos significativos hacia una resolución en ambos frentes genera incertidumbre, lo que suele tener efectos en los mercados. No obstante, es sorprendente que el precio del petróleo no haya reaccionado de manera más contundente a estas tensiones. A pesar de los problemas de producción en países como Libia, el crudo ha mantenido precios relativamente estables, oscilando dentro de un rango que se ha mantenido durante los últimos dos años. Este comportamiento puede explicarse por la debilidad en la demanda global, especialmente en economías clave como Europa y China, que no están experimentando un crecimiento robusto.

A futuro, la OPEP podría jugar un papel crucial en la estabilización del mercado petrolero. Aunque algunos productores han visto reducida su capacidad, la organización podría optar por incrementar la producción a partir de octubre para recuperar parte del mercado que ha perdido desde los recortes implementados en 2022. Sin embargo, la debilidad de la demanda global, combinada con los temores de una posible desaceleración en Estados Unidos, probablemente limitará las subidas de precios del crudo.

En cuanto a los mercados bursátiles, se observa una recuperación significativa en índices como el S&P 500, que ha vuelto a acercarse a sus máximos históricos. Sin embargo, otros índices como el Euro Stoxx 50, el Nasdaq 100 y el Russell 2000 aún no han recuperado completamente las pérdidas anteriores. Esta situación genera un entorno de incertidumbre en los mercados, con signos de sobrecompra en algunos casos. Los inversores estarán atentos a las próximas decisiones de los bancos centrales, ya que cualquier desviación de las expectativas podría desencadenar movimientos correctivos en los precios de los activos.

De cara a los próximos meses, es importante tener en cuenta que septiembre y principios de octubre suelen ser períodos de volatilidad en los mercados, con un historial de comportamientos negativos en comparación con otros meses. No obstante, históricamente, los meses de noviembre y diciembre suelen ser más favorables para la renta variable. A medida que nos acercamos a estos meses, será fundamental seguir de cerca los datos económicos y las decisiones de los bancos centrales, ya que jugarán un papel crucial en la determinación del rumbo de los mercados en el corto y mediano plazo.

En definitiva, aunque las tensiones geopolíticas y los desafíos económicos persisten, los mercados globales siguen mostrando una sorprendente capacidad de resiliencia, lo que sugiere que cualquier corrección a corto plazo podría ser vista como una oportunidad por parte de los inversores.

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