Independiente, apoyado en su buen momento futbolístico y anímico, y por miles de hinchas que viajaron a Río de Janeiro, logró darle un nuevo lauro a su historia, renovó su mística copera y provocó un nuevo Maracanazo: empató 1 a 1 con Flamengo de Brasil y levantó la Copa Sudamericana.
En Rosario, festeja Central, que así clasificó a la edición 2018 del certamen ya que se abrió un nuevo cupo a los clubes argentinos por el pasaje del Diablo a la Libertadores y el Canalla estaba expectante en la posición duodécima de la tabla de la temporada pasada.
Independiente se impuso por 2-1 en el partido de ida, por lo cual el club brasileño necesitaba vencer por más de un gol de diferencia en casa para quedarse con el título, mientras que al conjunto de Avellaneda le bastaba con un empate.
Lucas Paquetá abrió la cuenta para el local a los 30 minutos del primer tiempo y empató Ezequiel Barco, de penal, a los 39 minutos de la misma etapa.
El conjunto de Avellaneda jugó un gran partido, con solidez defensiva y muy buenos trabajos de sus hombres de ofensiva: Barco, Gigliotti y, sobre todo, Meza, la gran figura de la noche de Río de Janeiro.
El Rojo repitió el título de Copa Sudamericana que ganó hace siete años de la mano del director técnico Antonio Mohamed, cuando vencieron en la final a Goias de Brasil.
Por su parte, el Mengao no gana un título internacional desde 1999, cuando se adjudicó la extinta Copa Mercosur al imponerse en el partido decisivo a Palmeiras.